Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
Credo
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Colectas
Bendición

Oración Matutina

Fecha: 26 de marzo de 2025

Miércoles de la Tercera Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 119:105–144

105 Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.
106 Juré y ratifiqué que guardaré tus justos juicios.
107 Afligido estoy en gran manera; oh Jehová, vivifícame conforme a tu palabra.
108 Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, y enséñame tus juicios.
109 De continuo está mi alma en mi mano, mas no me he olvidado de tu ley.
110 Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus preceptos.
111 Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque ellos son el gozo de mi corazón.
112 Incliné mi corazón a poner por obra tus estatutos de continuo, hasta el fin.
113 Aborrezco a los hipócritas, pero amo tu ley.
114 Mi escondedero y mi escudo eres tú; en tu palabra he esperado.
115 Apartaos de mí, malignos, y guardaré los mandamientos de mi Dios.
116 Susténtame conforme a tu dicho y viviré, y no dejes que me avergüence de mi esperanza.
117 Sostenme y seré salvo, y atenderé siempre a tus estatutos.
118 Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos, porque su astucia es falsedad.
119 Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra; por tanto, yo he amado tus testimonios.
120 Mi carne se ha estremecido por temor de ti, y de tus juicios tengo miedo.
121 Juicio y justicia he hecho; no me abandones a mis opresores.
122 Responde por tu siervo para bien; no me opriman los soberbios.
123 Mis ojos desfallecieron por tu salvación y por el dicho de tu justicia.
124 Haz con tu siervo según tu misericordia y enséñame tus estatutos.
125 Tu siervo soy yo, dame entendimiento para que conozca tus testimonios.
126 Tiempo es para Jehová de actuar; han invalidado tu ley.
127 Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro.
128 Por eso estimé rectos todos tus preceptos acerca de todas las cosas; aborrecí todo camino de mentira.
129 Maravillosos son tus testimonios; por eso los ha guardado mi alma.
130 La exposición de tus palabras alumbra, hace entender a los simples.
131 Mi boca abrí y suspiré, porque deseaba tus mandamientos.
132 Mírame y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu nombre.
133 Ordena mis pasos con tu dicho, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
134 Redímeme de la violencia de los hombres, y guardaré tus preceptos.
135 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo y enséñame tus estatutos.
136 Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley.
137 Justo eres tú, oh Jehová, y rectos tus juicios.
138 Has ordenado tus testimonios en justicia y en suma fidelidad.
139 Mi celo me ha consumido, porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.
140 Sumamente refinado es tu dicho, y lo ama tu siervo.
141 Pequeño soy yo y desechado, mas no me he olvidado de tus preceptos.
142 Tu justicia es justicia eterna, y tu ley, la verdad.
143 Aflicción y angustia me hallaron, mas tus mandamientos fueron mi deleite.
144 Justicia eterna son tus testimonios; dame entendimiento y viviré.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

Jueces 18

1 En aquellos días no había rey en Israel Y en aquellos días la tribu de Dan buscaba heredad para sí donde morar, porque hasta entonces no le había tocado heredad entre las tribus de Israel.
2 Y los hijos de Dan enviaron de su tribu a cinco hombres de sus términos, hombres valientes, desde Zora y Estaol, para que reconocieran y exploraran bien la tierra; y les dijeron: Id y explorad la tierra Y estos vinieron a los montes de Efraín, hasta la casa de Micaía, y posaron allí.
3 Y cuando estaban cerca de la casa de Micaía, reconocieron la voz del joven levita; y llegándose allá, le dijeron: ¿Quién te ha traído acá? ¿Y qué haces en este lugar? ¿Y qué tienes tú por aquí?
4 Y él les respondió: De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado a sueldo para que sea su sacerdote.
5 Y ellos le dijeron: Pregunta, pues, ahora a Dios, para que sepamos si ha de prosperar nuestro camino que hacemos.
6 Y el sacerdote les respondió: Id en paz, delante de Jehová está vuestro camino que hacéis.
7 Entonces aquellos cinco hombres partieron y llegaron a Lais; y vieron que el pueblo que estaba en ella habitaba seguro, conforme a la costumbre de los de Sidón, reposado y confiado; no había gobernador en aquella región que los perturbara en cosa alguna; además, estaban lejos de los sidonios y no tenían tratos con nadie.
8 Volviendo, pues, ellos a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué hay? Y ellos respondieron:
9 Levantaos, subamos contra ellos, porque hemos explorado la región y hemos visto que es muy buena; ¿y vosotros os estáis quietos? No seáis perezosos para andar y entrar a poseer la tierra.
10 Cuando vayáis allá, llegaréis a un pueblo seguro y a una tierra ancha, pues Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna que haya en la tierra.
11 Y partiendo los de Dan de allí, de Zora y de Estaol, seiscientos hombres armados con armas de guerra,
12 fueron y acamparon en Quiriat-jearim, en Judá; por lo cual aquel lugar fue llamado Mahané-dan hasta hoy; he aquí, está detrás de Quiriat-jearim.
13 Y pasando de allí a los montes de Efraín, llegaron hasta la casa de Micaía.
14 Entonces aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais dijeron a sus hermanos: ¿Sabéis que en estas casas hay efod, y terafines, y escultura, e imagen de fundición? Ahora, pues, mirad lo que habéis de hacer.
15 Cuando llegaron allá, entraron a la casa del joven levita, en casa de Micaía, y le preguntaron cómo estaba.
16 Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de Dan, estaban armados con sus armas de guerra a la entrada de la puerta.
17 Y subiendo los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá y tomaron la escultura, y el efod, y los terafines, y la imagen de fundición, mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados con armas de guerra.
18 Entrando, pues, aquellos en la casa de Micaía, tomaron la escultura, el efod, y los terafines, y la imagen de fundición Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis vosotros?
19 Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre tu boca y ven con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿mejor que seas sacerdote en casa de un solo hombre, que ser sacerdote de una tribu y de una familia de Israel?
20 Y se alegró el corazón del sacerdote, quien tomó el efod, y los terafines, y la imagen, y se fue entre la gente.
21 Y ellos se volvieron y partieron, y pusieron los niños y el ganado y el bagaje delante de sí.
22 Y cuando ya se habían alejado de la casa de Micaía, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaía se juntaron y alcanzaron a los hijos de Dan.
23 Y dando voces a los de Dan, estos volvieron sus rostros y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes que has juntado gente?
24 Y él respondió: Os lleváis mis dioses que yo hice, juntamente con el sacerdote, y os vais; ¿y qué más me queda? ¿Y qué es esto que me decís: ¿Qué tienes?
25 Y los hijos de Dan le dijeron: No des voces tras nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida y la vida de los de tu casa.
26 Y prosiguieron los hijos de Dan su camino; y viendo Micaía que eran más fuertes que él, se volvió y regresó a su casa.
27 Y ellos, llevando las cosas que había hecho Micaía, juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, al pueblo reposado y confiado, y los hirieron a filo de espada, y quemaron la ciudad con fuego.
28 Y no hubo quien los defendiera, porque estaban lejos de Sidón y no tenían tratos con nadie Y la ciudad estaba en el valle que hay cerca de Bet-rehob Luego reedificaron la ciudad y habitaron en ella.
29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de su padre Dan, que le nació a Israel, aunque al principio la ciudad se llamaba Lais.
30 Y los hijos de Dan levantaron para sí la escultura; y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Manasés, él y sus hijos fueron sacerdotes en la tribu de Dan hasta el día de la deportación de la tierra.
31 Y levantaron para sí la escultura de Micaía, la cual él había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.

BENEDICITE, OMNIA OPERA

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid, cielos, al Señor,

bendecid al Señor, Ángeles del Señor.

Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos:

bendiga todo poder al Señor.

Bendecid al Señor, sol y luna:

estrellas del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío:

todos los vientos, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, el fuego y el calor:

frío y calor, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, rocíos y escarchas:

hielo y frío, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, hielos y nieves:

noches y días, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, luz y tinieblas:

rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor:

alábele y ensálcele por siempre.

Bendecid al Señor, montes y collados:

todas las cosas que germinan en la tierra,

bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, mares y nos:

fuentes, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor,

ballenas y todo lo que vive en el mar:

todas las aves del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, todos los animales y ganados:

bendecid, hijos de los hombres, al Señor.

Bendice, Israel al Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor:

bendecid al Señor, siervos del Señor.

Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos:

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:

alabémosle y ensalcémosle por siempre.

Bendito eres en el firmamento del cielo:

y loable y glorioso por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Juan 13

1 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
2 Y acabada la cena, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que lo entregara,
3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
4 se levantó de la cena, y se quitó el manto, y tomando una toalla, se ciñó.
5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
6 Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: ¿Señor, tú me lavas los pies?
7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, mas lo entenderás después.
8 Le dijo Pedro: No me lavarás los pies jamás Le respondió Jesús: Si no te lavo, no tienes parte conmigo.
9 Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
10 Le dijo Jesús: El que ha sido lavado no necesita más que lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros estáis limpios, aunque no todos.
11 Porque sabía quién lo había de entregar; por eso dijo: No estáis todos limpios.
12 Así que, después que les hubo lavado los pies y tomado su manto, volviéndose a sentar a la mesa, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy.
14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que lo envió.
17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis.
18 No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo levantó contra mí su calcañar.
19 Desde ahora os lo digo, antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.
20 De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió.
21 Habiendo dicho Jesús esto, fue conmovido en el espíritu, y testificó, y dijo: De cierto, de cierto os digo que uno de vosotros me entregará.
22 Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
23 Y uno de sus discípulos, a quien Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.
24 A este, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntara quién era aquel de quien hablaba.
25 Él, entonces, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
26 Respondió Jesús: Es aquel a quien yo diere el pan mojado Y mojando el pan, se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.
27 Y después del bocado Satanás entró en él Entonces Jesús le dijo: Lo que haces, hazlo pronto.
28 Mas ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.
29 Porque algunos pensaban que, puesto que Judas tenía la bolsa, Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diera algo a los pobres.
30 Y cuando él tomó el bocado, en seguida salió; y era ya de noche.
31 Entonces, cuando él hubo salido, Jesús dijo: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.
32 Si Dios es glorificado en él, Dios también lo glorificará en sí mismo, y en seguida lo glorificará.
33 Hijitos, aún estaré un poco con vosotros Me buscaréis; y como dije a los judíos, también os digo a vosotros ahora: Adonde yo voy, vosotros no podéis venir.
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos a los otros; como yo os he amado, que también os améis los unos a los otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros.
36 Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿adónde vas? Le respondió Jesús: Adonde yo voy, no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después.
37 Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
38 Le respondió Jesús: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que antes me hayas negado tres veces.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Te suplicamos, Dios Todopoderoso, que mires los deseos sinceros de tus humildes siervos, y extiendas la diestra de tu Majestad para ser nuestra defensa contra todos nuestros enemigos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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