Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
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Oración Matutina

Fecha: 19 de marzo de 2025

Miércoles de la Segunda Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 95

1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 96

1 Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra.
2 Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.
3 Contad entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillas.
4 Porque grande es Jehová y digno de suprema alabanza; temible es él sobre todos los dioses.
5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, mas Jehová hizo los cielos.
6 Alabanza y magnificencia delante de él; poder y gloria en su santuario.
7 Dad a Jehová, oh familias de los pueblos, dad a Jehová la honra y el poder.
8 Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrendas y venid a sus atrios.
9 Adorad a Jehová en la hermosura de su santidad; temed delante de él, toda la tierra.
10 Decid entre las naciones: Jehová reina, también ha establecido el mundo, no será conmovido; juzgará a los pueblos con justicia.
11 Alégrense los cielos y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.
12 Regocíjese el campo y todo lo que en él está; entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento.
13 delante de Jehová, porque vino; porque vino a juzgar la tierra Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 97

1 Jehová reina; regocíjese la tierra, alégrense las muchas islas.
2 Nube y oscuridad alrededor de él; justicia y juicio son el fundamento de su trono.
3 Fuego irá delante de él y abrasará alrededor de sus enemigos.
4 Sus relámpagos alumbraron el mundo; la tierra vio y se estremeció.
5 Los montes se derritieron como cera delante de Jehová, delante del Señor de toda la tierra.
6 Los cielos anunciaron su justicia y todos los pueblos vieron su gloria.
7 Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de fundición, los que se glorían en los ídolos; póstrense ante él todos los dioses.
8 Oyó Sion y se alegró; y las hijas de Judá se gozaron por tus juicios, oh Jehová,
9 porque tú, Jehová, eres altísimo sobre toda la tierra; eres muy ensalzado sobre todos los dioses.
10 Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; él guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra.
11 Luz está sembrada para el justo y alegría para los rectos de corazón.
12 Alegraos, justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

Jueces 6

1 Mas los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y Jehová los entregó en las manos de Madián por siete años.
2 Y la mano de Madián prevaleció contra Israel Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y las cavernas, y los lugares fortificados.
3 Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y los amalecitas y los orientales; y subían contra ellos.
4 Y acampando contra ellos, destruían los frutos de la tierra hasta llegar a Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.
5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas como langostas en multitud, y ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para destruirla.
6 E Israel era en gran manera empobrecido por los madianitas, y los hijos de Israel clamaron a Jehová.
7 Y aconteció que cuando los hijos de Israel hubieron clamado a Jehová a causa de los madianitas,
8 Jehová envió un varón profeta a los hijos de Israel, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice subir de Egipto y os saqué de la casa de servidumbre.
9 Y os libré de mano de los egipcios y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su tierra.
10 Y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz.
11 Y vino el ángel de Jehová y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joas abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.
12 Y el ángel de Jehová se le apareció y le dijo: Jehová está contigo, varón valiente.
13 Y Gedeón le respondió: Ah, Señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado diciendo: ¿No nos hizo subir Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado y nos ha entregado en mano de los madianitas.
14 Y volviéndose Jehová hacia él, le dijo: Ve con esta tu fuerza y salvarás a Israel de la mano de los madianitas ¿No te envío yo?
15 Entonces le respondió: Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.
16 Y Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y herirás a los madianitas como a un solo hombre.
17 Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia ante tus ojos, me des señal de que tú has hablado conmigo.
18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi presente, y lo ponga delante de ti Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
19 Y entrando Gedeón, preparó un cabrito de las cabras y panes sin levadura de un efa de harina, y puso la carne en un canastillo, y puso el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina.
20 Y el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlo sobre esta peña, y vierte el caldo Y él lo hizo así.
21 Y extendiendo el ángel de Jehová la punta del bordón que tenía en su mano, tocó la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura Y el ángel de Jehová desapareció de delante de él.
22 Y viendo Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo Gedeón: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara.
23 Y Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.
24 Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; todavía está hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.
25 Y aconteció que esa misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre y otro toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tiene tu padre, y corta también el árbol sagrado que está junto a él,
26 y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto sobre la leña del árbol sagrado que habrás cortado.
27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos e hizo como Jehová le dijo Y sucedió que temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.
28 Y a la mañana, cuando los hombres de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y cortado el árbol sagrado que estaba junto a él, y ofrecido aquel segundo toro en holocausto sobre el altar edificado.
29 Y se decían unos a otros: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón, hijo de Joas, ha hecho esto.
30 Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joas: Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y porque ha cortado el árbol sagrado que estaba junto a él.
31 Y Joas respondió a todos los que estaban junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Lo salvaréis vosotros? Cualquiera que contienda por él, que muera mañana Si es dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar.
32 Y aquel día llamó él a Gedeón Jerobaal, porque dijo: Contienda Baal contra el que derribó su altar.
33 Y todos los madianitas y amalecitas y orientales se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle de Jezreel.
34 Y el Espíritu de Jehová revistió a Gedeón, y cuando este hubo tocado el cuerno, Abiezer se juntó con él.
35 Y envió mensajeros por todo Manasés, que también se juntó con él; asimismo envió mensajeros a Aser, y a Zabulón, y a Neftalí, los cuales salieron al encuentro de ellos.
36 Y Gedeón dijo a Dios: Si tú has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho,
37 he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho.
38 Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, al exprimir el vellón, sacó del vellón el rocío, un vaso lleno de agua.
39 Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón Te ruego que lo seco esté sólo en el vellón y el rocío en la tierra.
40 Y aquella noche lo hizo Dios así; y lo seco estuvo sólo en el vellón y en toda la tierra estuvo el rocío.

BENEDICITE, OMNIA OPERA

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid, cielos, al Señor,

bendecid al Señor, Ángeles del Señor.

Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos:

bendiga todo poder al Señor.

Bendecid al Señor, sol y luna:

estrellas del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío:

todos los vientos, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, el fuego y el calor:

frío y calor, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, rocíos y escarchas:

hielo y frío, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, hielos y nieves:

noches y días, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, luz y tinieblas:

rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor:

alábele y ensálcele por siempre.

Bendecid al Señor, montes y collados:

todas las cosas que germinan en la tierra,

bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, mares y nos:

fuentes, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor,

ballenas y todo lo que vive en el mar:

todas las aves del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, todos los animales y ganados:

bendecid, hijos de los hombres, al Señor.

Bendice, Israel al Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor:

bendecid al Señor, siervos del Señor.

Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos:

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:

alabémosle y ensalcémosle por siempre.

Bendito eres en el firmamento del cielo:

y loable y glorioso por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Juan 6

1 Después de estas cosas, se fue Jesús al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias.
2 Y lo seguía una gran multitud, porque veían las señales que él hacía en los enfermos.
3 Y subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.
4 Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
5 Cuando alzó Jesús los ojos y vio que venía a él una gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos?
6 Mas decía esto para probarlo, porque él sabía lo que había de hacer.
7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno de ellos tome un poco.
8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:
9 Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; mas ¿qué es esto entre tantos?
10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron los varones en número de unos cinco mil.
11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; y asimismo de los pescados, cuanto querían.
12 Y cuando estuvieron saciados, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.
13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
14 Entonces aquellos hombres, viendo la señal que Jesús había hecho, decían: Verdaderamente este es el profeta que había de venir al mundo.
15 Y entendiendo Jesús que habían de venir y arrebatarlo para hacerlo rey, volvió a retirarse solo al monte.
16 Y al anochecer, descendieron sus discípulos al mar;
17 y entrando en una barca, iban al otro lado del mar hacia Capernaúm Y estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos.
18 Y el mar se levantaba, porque soplaba un gran viento.
19 Y cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo.
20 Mas él les dijo: Yo soy; no temáis.
21 Entonces ellos con gusto lo recibieron en la barca; y la barca llegó inmediatamente a la tierra adonde iban.
22 Al día siguiente, cuando la gente que estaba al otro lado del mar vio que no había allí más que una sola barca, aquella en la que sus discípulos habían entrado, y que Jesús no había entrado con sus discípulos en la barca, sino que sus discípulos se habían ido solos.
23 (no obstante, otras barcas habían arribado de Tiberias cerca del lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor);
24 cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron ellos también en las barcas y vinieron a Capernaúm buscando a Jesús.
25 Y hallándolo al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
26 Les respondió Jesús y dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis de los panes y os saciasteis.
27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual el Hijo del hombre os dará; porque a este señaló el Padre, que es Dios.
28 Entonces le dijeron: ¿Qué haremos para realizar las obras de Dios?
29 Respondió Jesús, y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
30 Entonces le dijeron: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos y te creamos? ¿Qué obra haces?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, sino mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que desciende del cielo y da vida al mundo.
34 Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
35 Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás.
36 Mas os he dicho que, aunque me habéis visto, no creéis.
37 Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, no lo echo fuera.
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
39 Y esta es la voluntad del Padre que me envió: que yo no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el día postrero.
40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que todo aquel que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día postrero.
41 Entonces murmuraban de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.
42 Y decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice este: Del cielo he descendido?
43 Entonces Jesús respondió, y les dijo: No murmuréis entre vosotros.
44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trajere; y yo lo resucitaré en el día postrero.
45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene a mí.
46 No que alguien haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, este ha visto al Padre.
47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que alguno coma de él y no muera.
51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?
53 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día postrero.
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre en mí permanece, y yo en él.
57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres que comieron el maná y murieron; el que come de este pan vivirá eternamente.
59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaúm.
60 Así que muchos de sus discípulos, oyéndolo, dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?
61 Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza?
62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre subir adonde estaba primero?
63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os hablo son espíritu y son vida.
64 Pero hay algunos de vosotros que no creen Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién lo había de entregar.
65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado de mi Padre.
66 Desde entonces, muchos de sus discípulos se volvieron atrás, y ya no andaban con él.
67 Entonces dijo Jesús a los doce: ¿Acaso queréis iros vosotros también?
68 Y le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes las palabras de vida eterna.
69 Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros, los doce, y uno de vosotros es diablo?
71 Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque este era el que lo había de entregar, siendo uno de los doce.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Dios Todopoderoso, que ves que no tenemos poder en nosotros mismos para ayudarnos: Guárdanos tanto exteriormente en nuestros cuerpos como interiormente en nuestras almas; para que seamos defendidos de todas las adversidades que puedan acontecer al cuerpo, y de todos los malos pensamientos que puedan asaltar y herir el alma, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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