Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
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1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
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Oración Matutina

Fecha: 7 de abril de 2025

Lunes de la Quinta Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 35

1 Contiende, oh Jehová, con los que contra mí contienden; combate contra los que me combaten.
2 Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.
3 Y saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salvación.
4 Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.
5 Sean como el tamo delante del viento, y el ángel de Jehová los acose.
6 Sea su camino oscuridad y resbaladeros, y el ángel de Jehová los persiga.
7 Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; sin causa hicieron hoyo para mi alma.
8 Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, y su red que escondió lo prenda; con quebrantamiento caiga en ella.
9 Y se regocijará mi alma en Jehová, y se alegrará en su salvación.
10 Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que lo despoja?
11 Se levantaron testigos falsos; me preguntaron de lo que no sabía;
12 me devolvieron mal por bien, para abatir a mi alma.
13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de saco; afligí con ayuno mi alma y mi oración se volvía a mi seno.
14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que lleva luto por su madre, enlutado me humillaba.
15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; me despedazaban y no cesaban;
16 con lisonjeros, escarnecedores y truhanes, crujiendo contra mí sus dientes.
17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus quebrantamientos, mi única de los leones.
18 Te confesaré en la gran congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.
19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo,
20 porque no hablan paz, y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
21 Y ensancharon contra mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
22 Tú lo has visto, oh Jehová, no calles; Señor, no te alejes de mí.
23 Levántate y despierta para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.
24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío; y no se alegren de mí.
25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Lo hemos devorado!
26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.
27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea ensalzado Jehová, que ama la paz de su siervo.
28 Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 36

1 La rebelión del impío dice en el interior de mi corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
2 Por eso se lisonjea en sus propios ojos, para no hallar su iniquidad para aborrecerla.
3 Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; ha dejado de ser sabio, de hacer el bien.
4 Piensa iniquidad sobre su cama; está en camino no bueno, el mal no aborrece.
5 Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia; tu fidelidad, hasta las nubes.
6 Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios, abismo grande Oh Jehová, al hombre y al animal conservas.
7 ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
8 Se saciarán de la grosura de tu casa, y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
9 Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.
10 Extiende tu misericordia a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.
11 No venga pie de soberbia contra mí, y mano de impíos no me mueva.
12 Allí cayeron los hacedores de iniquidad; fueron derribados y no podrán levantarse.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

1 Samuel 17

1 Y los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
2 Y también Saúl y los hombres de Israel se juntaron y acamparon en el valle de Ela, y se dispusieron para la batalla contra los filisteos.
3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle estaba entre ellos.
4 Y salió un paladín del campamento de los filisteos que se puso entre los dos campamentos, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y su altura era de seis codos y un palmo.
5 Y llevaba un yelmo de bronce en su cabeza e iba vestido con una cota de malla, y el peso de la cota era cinco mil siclos de bronce.
6 Y sobre sus piernas llevaba unas grebas de bronce y una jabalina de bronce entre sus hombros.
7 El asta de su lanza era como un enjullo de telar, y la punta de su lanza pesaba seiscientos siclos de hierro; y su escudero iba delante de él.
8 Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís a disponeros para la batalla? ¿No soy yo el filisteo y vosotros los siervos de Saúl? Escogeos un hombre que venga contra mí.
9 Si él pudiere pelear conmigo y me matare, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él y lo matare, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.
10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado a los escuadrones de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.
11 Y oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran temor.
12 Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, que tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y entrado en años entre los hombres.
13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl en la guerra Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran Eliab, el primogénito, y el segundo, Abinadab, y el tercero, Sama.
14 Y David era el menor Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
15 Pero David había ido y vuelto de junto a Saúl para apacentar las ovejas de su padre en Belén.
16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y se presentó así durante cuarenta días.
17 Y dijo Isaí a David, su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos.
18 Llevarás asimismo estos diez quesos al jefe de mil, y mira si tus hermanos están bien, y toma prendas de ellos.
19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.
20 Se levantó, pues, David de mañana y, dejando las ovejas al cuidado de un guarda, tomó su carga y se fue, como Isaí le había mandado; y llegó al atrincheramiento cuando el ejército había salido en orden de batalla y daban el grito de guerra.
21 Así los israelitas como los filisteos estaban en orden de batalla, escuadrón contra escuadrón.
22 Y David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje y corrió al escuadrón; y cuando hubo llegado, preguntó por sus hermanos, si estaban bien.
23 Y mientras él hablaba con ellos, he aquí aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de los escuadrones de los filisteos y habló las mismas palabras, las cuales oyó David.
24 Y todos los hombres de Israel, cuando veían a aquel hombre, huían de su presencia y tenían gran temor.
25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto a ese hombre que ha subido? Ciertamente sube para desafiar a Israel Y sucederá que al que lo venza, el rey lo enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y hará libre de tributos la casa de su padre en Israel.
26 Entonces habló David a los hombres que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venza a este filisteo y quite el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso para que desafíe a los escuadrones del Dios viviente?
27 Y el pueblo le respondió conforme a esa palabra, diciendo: Así se hará al hombre que lo venza.
28 Y oyéndolo hablar Eliab, su hermano mayor, con aquellos hombres, se encendió la ira de Eliab contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿Y con quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
29 Y David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No son sólo palabras?
30 Y apartándose de él hacia otros, dijo lo mismo; y le respondieron los del pueblo como la primera vez.
31 Y fueron oídas las palabras que David había dicho, y cuando las refirieron delante de Saúl, él lo hizo venir.
32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de nadie a causa de él; tu siervo irá y peleará con este filisteo.
33 Y dijo Saúl a David: No podrás ir contra aquel filisteo para pelear con él, porque tú eres joven y él es un hombre de guerra desde su juventud.
34 Y David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre, y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,
35 yo salía tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.
36 Tanto al león como al oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha desafiado a los escuadrones del Dios viviente.
37 Y añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová sea contigo.
38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un yelmo de bronce, y lo armó con una cota.
39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos e intentó andar, porque nunca lo había probado Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo he probado Y quitándose David aquellas cosas,
40 tomó su cayado en su mano, y se escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril que traía, en el zurrón, y con su honda en su mano se fue hacia el filisteo.
41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero iba delante de él.
42 Y como el filisteo miró y vio a David, lo tuvo en poco, porque era joven y rubio, de hermoso parecer.
43 Y dijo el filisteo a David: ¿yo un perro para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.
44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.
46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te mataré y quitaré tu cabeza de ti; y daré hoy los cuerpos del campamento de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y lanza, porque de Jehová es la guerra, y él os entregará en nuestras manos.
48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó para ir al encuentro de David, David se dio prisa y corrió a la línea de combate, al encuentro del filisteo.
49 Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y se la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó en tierra sobre su rostro.
50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.
51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo, y tomando la espada de él, sacándola de su vaina, lo mató y le cortó con ella la cabeza Y cuando los filisteos vieron a su poderoso paladín muerto, huyeron.
52 Y levantándose los hombres de Israel y de Judá, gritaron y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle y hasta las puertas de Ecrón Y los filisteos cayeron heridos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.
53 Volviendo luego los hijos de Israel de seguir a los filisteos, saquearon su campamento.
54 Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, y puso sus armas en su tienda.
55 Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner, general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió:
56 Vive tu alma, oh rey, que no lo sé Y el rey dijo: Pregunta tú de quién es hijo ese joven.
57 Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, con la cabeza del filisteo en su mano.
58 Y le dijo Saúl: Joven, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.

BENEDICITE, OMNIA OPERA

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid, cielos, al Señor,

bendecid al Señor, Ángeles del Señor.

Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos:

bendiga todo poder al Señor.

Bendecid al Señor, sol y luna:

estrellas del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío:

todos los vientos, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, el fuego y el calor:

frío y calor, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, rocíos y escarchas:

hielo y frío, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, hielos y nieves:

noches y días, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, luz y tinieblas:

rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor:

alábele y ensálcele por siempre.

Bendecid al Señor, montes y collados:

todas las cosas que germinan en la tierra,

bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, mares y nos:

fuentes, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor,

ballenas y todo lo que vive en el mar:

todas las aves del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, todos los animales y ganados:

bendecid, hijos de los hombres, al Señor.

Bendice, Israel al Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor:

bendecid al Señor, siervos del Señor.

Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos:

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:

alabémosle y ensalcémosle por siempre.

Bendito eres en el firmamento del cielo:

y loable y glorioso por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Hechos 4

1 Y mientras ellos hablaban al pueblo, se les presentaron los sacerdotes, y el jefe de la guardia del Templo, y los saduceos,
2 resentidos de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos.
3 Y les echaron mano y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque ya era tarde.
4 Pero muchos de los que habían oído la palabra creyeron, y el número de los varones era como cinco mil.
5 Y aconteció que, al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los gobernantes de ellos, y los ancianos, y los escribas;
6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás, y Juan, y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal;
7 y poniéndolos en medio, les preguntaron: ¿Con qué poder, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo y ancianos de Israel:
9 puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera este ha sido sanado,
10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios lo resucitó de los muertos, por él este hombre está sano en vuestra presencia.
11 Él es la piedra desechada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras e ignorantes, se maravillaban; y reconocían que ellos habían estado con Jesús.
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.
15 Entonces les mandaron que salieran fuera del Concilio; y consultaban entre sí,
16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.
17 Pero, a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémoslos fuertemente para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.
18 Y llamándolos, les ordenaron que en ninguna manera hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús.
19 Entonces Pedro y Juan, respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;
20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
21 Ellos entonces los soltaron después de amenazarlos, no hallando ningún modo de castigarlos, a causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había sido hecho.
22 Porque el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad tenía más de cuarenta años.
23 Y una vez sueltos, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.
24 Y ellos, cuando lo oyeron, alzaron unánimes la voz a Dios y dijeron: Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo, y la tierra, y el mar, y todo lo que en ellos hay;
25 que por boca de David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes y los pueblos piensan cosas vanas?
26 Se levantaron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor y contra su Cristo.
27 Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y los pueblos de Israel,
28 para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de suceder.
29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra,
30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades, y señales, y prodigios por el nombre de tu santo Hijo Jesús.
31 Y cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con denuedo.
32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
33 Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder, y abundante gracia era sobre todos ellos.
34 Pues no había ningún necesitado entre ellos, porque todos los que poseían heredades o casas las vendían, y traían el precio de lo vendido,
35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según tenía necesidad.
36 Entonces José, que fue llamado por los apóstoles con el sobrenombre de Bernabé (que traducido es, hijo de consolación), levita, natural de Chipre,
37 como tenía una heredad, la vendió, y trajo el precio, y lo puso a los pies de los apóstoles.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Te suplicamos, Dios Todopoderoso, que mires misericordiosamente a tu pueblo; para que por tu gran bondad sean gobernados y preservados siempre, tanto en cuerpo como en alma, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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