Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
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Bendición

Oración Vespertina

Fecha: 20 de marzo de 2025

Jueves de la Segunda Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Salmo 104

1 Bendice, alma mía, a Jehová Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia.
2 El que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina,
3 que establece sus aposentos entre las aguas, el que pone las nubes por su carroza, el que anda sobre las alas del viento,
4 el que hace a sus ángeles espíritus, a sus ministros llamas de fuego.
5 Él fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida.
6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se apresuraron;
8 subieron los montes, descendieron los valles, al lugar que tú les fijaste.
9 Les pusiste término, el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra.
10 Tú eres el que envías las fuentes por los arroyos; van entre los montes,
11 abrevan a todas las bestias del campo, mitigan su sed los asnos monteses.
12 Junto a ellos habitan las aves de los cielos; entre las ramas dan voces.
13 Él riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra.
14 Él hace producir el heno para las bestias y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra.
15 y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro y el pan que sustenta el corazón del hombre.
16 Se llenan de savia los árboles de Jehová, los cedros del Líbano que él plantó,
17 donde anidan las aves; la cigüeña hace su casa en los cipreses.
18 Los montes altos para las cabras monteses; las peñas, madrigueras para los conejos.
19 Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.
20 Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corretean todas las bestias del bosque.
21 Los leoncillos rugen tras la presa y para buscar de Dios su comida.
22 Sale el sol, se recogen y se echan en sus cuevas.
23 Sale el hombre a su labor y a su labranza hasta la tarde.
24 ¡Cuán numerosas son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus posesiones.
25 Este es el mar grande y anchuroso, en donde hay peces sin número, animales pequeños y grandes.
26 Allí surcan los navíos; este Leviatán que hiciste para que jugara en él.
27 Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo.
28 Les das, recogen; abres tu mano, se sacian de bien.
29 Escondes tu rostro, se turban; les quitas el aliento, dejan de ser y se vuelven al polvo.
30 Envías tu Espíritu, son creados y renuevas la faz de la tierra.
31 Sea la gloria de Jehová para siempre; alégrese Jehová en sus obras.
32 Él mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean.
33 A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
34 Será dulce mi meditación en él; yo me alegraré en Jehová.
35 Sean consumidos de la tierra los pecadores y los impíos dejen de ser Bendice, alma mía, a Jehová Aleluya.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

Jueces 9

1 Y Abimelec, hijo de Jerobaal, fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo:
2 Yo os ruego que habléis a oídos de todos los moradores de Siquem: ¿Qué es mejor para vosotros, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro y carne vuestra.
3 Y hablaron por él los hermanos de su madre a oídos de todos los moradores de Siquem todas estas palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: Nuestro hermano es.
4 Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos e impetuosos que lo siguieron.
5 Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta hombres, sobre una piedra; pero quedó Jotam, el hijo pequeño de Jerobaal, porque se escondió.
6 Y reunidos todos los moradores de Siquem con toda la casa del Milo, fueron y pusieron a Abimelec por rey, cerca de la encina del pilar que estaba en Siquem.
7 Y cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, moradores de Siquem; y que Dios os oiga.
8 Los árboles fueron a ungir un rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros.
9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el que Dios y los hombres son honrados por mí, para ir a mecerme sobre los árboles?
10 Y dijeron los árboles a la higuera: Ven tú, reina sobre nosotros.
11 Y les respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a mecerme sobre los árboles?
12 Dijeron luego los árboles a la vid: Ven tú, reina sobre nosotros.
13 Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?
14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Ven tú, reina sobre nosotros.
15 Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me ungís por rey sobre vosotros, venid y refugiaos bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza que consuma los cedros del Líbano.
16 Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido al poner por rey a Abimelec, y si habéis procedido bien con Jerobaal y con su casa, y si habéis procedido con él conforme a la obra de sus manos.
17 (pues mi padre peleó por vosotros y expuso su vida para libraros de mano de Madián,
18 y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre y habéis matado a sus hijos, setenta hombres, sobre una piedra, y habéis puesto por rey sobre los moradores de Siquem a Abimelec, hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano);
19 si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él también goce de vosotros.
20 Y si no, salga fuego de Abimelec que consuma a los moradores de Siquem y a la casa del Milo, y salga fuego de los moradores de Siquem y de la casa del Milo que consuma a Abimelec.
21 Y huyó Jotam, y se fugó, y se fue a Beer, y se quedó allí por causa de Abimelec, su hermano.
22 Y después que Abimelec hubo dominado sobre Israel tres años,
23 envió Dios un espíritu malo entre Abimelec y los moradores de Siquem, y los moradores de Siquem traicionaron a Abimelec,
24 para que la violencia de los setenta hijos de Jerobaal viniera y la sangre de ellos se pusiera sobre Abimelec, su hermano, que los mató, y sobre los moradores de Siquem que fortalecieron las manos de él para matar a sus hermanos.
25 Y los señores de Siquem le pusieron asechadores en las cumbres de los montes, los cuales robaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino; y le fue dado aviso a Abimelec.
26 Y Gaal, hijo de Ebed, vino con sus hermanos y pasaron por Siquem, y los señores de Siquem confiaron en él.
27 Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñas, y pisaron la uva e hicieron fiesta; y entrando en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec.
28 Y Gaal, hijo de Ebed, dijo: ¿Quién es Abimelec y qué es Siquem, para que lo sirvamos? ¿No es hijo de Jerobaal y Zebul su oficial? Servid a los varones de Hamor, padre de Siquem; mas ¿por qué hemos de servirlo?
29 ¡Quién me diera que este pueblo estuviera bajo mi mano! Entonces yo echaría a Abimelec Y diría a Abimelec: Aumenta tu ejército y sal a pelear.
30 Y al oír Zebul, principal de la ciudad, las palabras de Gaal, hijo de Ebed, se encendió su ira,
31 y envió secretamente mensajeros a Abimelec diciendo: He aquí que Gaal, hijo de Ebed, y sus hermanos han venido a Siquem, y he aquí que ellos han sublevado la ciudad contra ti.
32 Levántate, pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscada en el campo.
33 Y sucederá por la mañana, al salir el sol, que te levantarás temprano y acometerás contra la ciudad; y él y el pueblo que está con él saldrán contra ti, y tú harás con él según te venga a mano.
34 Levantándose, pues, de noche Abimelec y todo el pueblo que estaba con él, pusieron emboscada contra Siquem con cuatro compañías.
35 Y Gaal, hijo de Ebed, salió y se puso a la entrada de la puerta de la ciudad; y Abimelec y todo el pueblo que estaba con él se levantaron de la emboscada.
36 Y viendo Gaal al pueblo, dijo a Zebul: He allí pueblo que desciende de las cumbres de los montes Y Zebul le respondió: La sombra de los montes te parece hombres.
37 Mas Gaal volvió a hablar y dijo: He allí pueblo que desciende de en medio de la tierra, y una compañía viene camino de la encina de Meonenim.
38 Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora tu boca con que decías: Quién es Abimelec para que lo sirvamos? ¿No es este el pueblo que tenías en poco? Sal, pues, ahora, y pelea contra él.
39 Y Gaal salió delante de los moradores de Siquem y peleó contra Abimelec.
40 Pero lo persiguió Abimelec, delante del cual él huyó; y muchos cayeron heridos hasta la entrada de la puerta.
41 Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos para que no moraran en Siquem.
42 Y aconteció al siguiente día que el pueblo salió al campo; y fue dado aviso a Abimelec,
43 el cual, tomando a su gente, la repartió en tres compañías y puso emboscadas en el campo; y cuando miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los hirió.
44 Y Abimelec y la compañía que estaba con él acometieron con ímpetu y se detuvieron a la entrada de la puerta de la ciudad; y las dos compañías acometieron contra todos los que estaban en el campo y los hirieron.
45 Y Abimelec peleó contra la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y mató al pueblo que estaba en ella, y asoló la ciudad y la sembró de sal.
46 Cuando oyeron esto todos los moradores de la torre de Siquem, entraron en la fortaleza del templo del dios Berit.
47 Y fue dicho a Abimelec que todos los moradores de la torre de Siquem estaban reunidos.
48 Entonces subió Abimelec al monte Salmón, él y todo el pueblo que estaba con él, y tomó Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola se la puso sobre sus hombros y dijo al pueblo que estaba con él: Lo que me habéis visto hacer, apresuraos y hacedlo vosotros como yo.
49 Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza, de manera que todos los hombres de la torre de Siquem murieron, como mil hombres y mujeres.
50 Después Abimelec se fue a Tebes, y puso cerco a Tebes y la tomó.
51 En medio de aquella ciudad había una torre fortificada, a la cual se retiraron todos los hombres y mujeres, y todos los señores de la ciudad; y cerrando tras sí las puertas se subieron al techo de la torre.
52 Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, se acercó a la puerta de la torre para prenderle fuego.
53 Mas una mujer dejó caer un pedazo de rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo.
54 Y luego llamó él a su escudero y le dijo: Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató Y su escudero lo atravesó, y murió.
55 Y cuando los israelitas vieron muerto a Abimelec, se fueron cada uno a su lugar.
56 Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre al matar a sus setenta hermanos.
57 Y Dios hizo volver todo el mal de los hombres de Siquem sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de Jotam, hijo de Jerobaal.

CANTATE DOMINO

Salmo 98
1
Cantad a Jehová cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado, y su santo brazo.
2
Jehová ha hecho notoria su salvación; a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
3
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
4
Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos.
5
Cantad salmos a Jehová con arpa; con arpa y voz de cántico.
6
Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, delante del rey Jehová.
7
Brame el mar y su plenitud, el mundo y los que en él habitan;
8
Los ríos batan las manos, los montes todos hagan regocijo
9
Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

1 Timoteo 4

1 Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios,
2 que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada su conciencia;
3 que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de los alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participaran de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.
4 Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada hay que desechar, si se toma con acción de gracias,
5 porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.
6 Si esto propones a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.
7 Mas desecha las fábulas profanas y de viejas, y ejercítate para la piedad;
8 porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de la vida presente y de la venidera.
9 Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos.
10 Pues por esto aun trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, quien es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.
11 Esto manda y enseña.
12 Nadie tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en espíritu, en fe, en pureza.
13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, en la exhortación, en la enseñanza.
14 No descuides el don que está en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.
15 Medita en estas cosas; ocúpate en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oigan.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Dios Todopoderoso, que ves que no tenemos poder en nosotros mismos para ayudarnos: Guárdanos tanto exteriormente en nuestros cuerpos como interiormente en nuestras almas; para que seamos defendidos de todas las adversidades que puedan acontecer al cuerpo, y de todos los malos pensamientos que puedan asaltar y herir el alma, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

La segunda colecta de la Oración Vespertina

Oh Dios, de quien proceden todos los deseos santos, los buenos consejos y las obras justas; concede a tus siervos la paz que el mundo no puede dar, para que nuestros corazones se dispongan a obedecer tus mandamientos y, al ser defendidos por ti del temor de nuestros enemigos, podamos vivir en reposo y tranquilidad. Por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador. Amén.

La tercera colecta, para pedir ayuda contra todos los peligros

Aclara nuestras tinieblas, te suplicamos, oh Señor, y por tu gran misericordia defiéndenos de todos los peligros y riesgos de esta noche, por amor de tu único Hijo, nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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