Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
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Colectas
Bendición

Oración Matutina

Fecha: 15 de marzo de 2025

Sábado de la Primera Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 75

1 Te alabamos, oh Dios, te alabamos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas.
2 Cuando yo señale el tiempo oportuno, juzgaré rectamente.
3 Se arruinaban la tierra y sus moradores; yo sostengo sus columnas Selah.
4 Dije a los insensatos: No os infatuéis; y a los impíos: No levantéis el cuerno;
5 no levantéis en alto vuestro cuerno; no habléis con cerviz erguida.
6 Porque ni de oriente, ni de occidente, ni del desierto viene el ensalzamiento.
7 Mas Dios es el juez; a este abate, y a aquel ensalza.
8 Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado, lleno de mistura; y él derrama del mismo; ciertamente sus heces apurarán y beberán todos los impíos de la tierra.
9 Mas yo lo anunciaré siempre, cantaré salmos al Dios de Jacob.
10 Y quebraré todos los cuernos de los pecadores; los cuernos del justo serán ensalzados.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 76

1 Dios es conocido en Judá; en Israel es grande su nombre.
2 Y en Salem está su tabernáculo y su habitación en Sion.
3 Allí quebró las saetas del arco, el escudo y la espada, y la guerra Selah.
4 Glorioso eres tú, poderoso más que los montes de caza.
5 Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño, y no hicieron uso de sus manos todos los hombres valientes.
6 A tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo se quedaron dormidos.
7 Tú, temible eres tú; ¿y quién podrá estar en pie delante de ti cuando comience tu ira?
8 Desde los cielos hiciste oír juicio; la tierra tuvo temor y quedó quieta.
9 cuando te levantaste para juzgar, oh Dios, para salvar a todos los mansos de la tierra Selah.
10 Ciertamente la ira del hombre te alabará; tú reprimirás el resto de las iras.
11 Prometed y pagad a Jehová vuestro Dios; todos los que están alrededor de él traigan presentes al Temible.
12 Él cortará el espíritu de los príncipes; temible es a los reyes de la tierra.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 77

1 Con mi voz he clamado a Dios, he clamado con mi voz a Dios, y él me escuchará.
2 En el día de mi angustia busqué al Señor; mis manos se extendían a él de noche, sin cansarse; mi alma rehusaba consuelo.
3 Me acordaba de Dios y clamaba; me quejaba y desmayaba mi espíritu Selah.
4 Mantenías abiertos los párpados de mis ojos; estaba yo quebrantado y no hablaba.
5 Consideraba los días desde el principio, los años antiguos.
6 Me acordaba de mis canciones en la noche; meditaba con mi corazón y mi espíritu inquiría.
7 ¿Desechará el Señor para siempre y no volverá más a sernos propicio?
8 ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado su palabra de generación en generación?
9 ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? Selah.
10 Y dije: Enfermedad mía es esta; traeré pues a la memoria los años de la diestra del Altísimo.
11 Me acordaré de las obras de Jah; sí, me acordaré de tus maravillas antiguas;
12 y meditaré en todas tus obras, y en tus hechos reflexionaré.
13 Oh Dios, en santidad es tu camino; ¿qué dios es grande como nuestro Dios?
14 Tú eres el Dios que hace maravillas; tú hiciste notorio en los pueblos tu poder.
15 Con tu brazo redimiste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José Selah.
16 Te vieron las aguas, oh Dios; te vieron las aguas, temieron; temblaron también los abismos.
17 Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos y cayeron tus saetas.
18 La voz de tus truenos estaba en el torbellino; los relámpagos alumbraron el mundo; se estremeció y tembló la tierra.
19 En el mar fue tu camino y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
20 Condujiste a tu pueblo como ovejas por mano de Moisés y de Aarón.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

Josué 10

1 Y sucedió que cuando Adonisedec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado Hai, y que la había destruido completamente (como había hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey), y que los moradores de Gabaón habían hecho la paz con los israelitas y que estaban entre ellos,
2 tuvieron gran temor, pues Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y porque era mayor que Hai y todos sus hombres eran fuertes.
3 Y Adonisedec, rey de Jerusalén, envió a decir a Hoham, rey de Hebrón, y a Piream, rey de Jarmut, y a Jafía, rey de Laquis, y a Debir, rey de Eglón:
4 Subid a mí y ayudadme, y combatamos a Gabaón, porque ha hecho la paz con Josué y con los hijos de Israel.
5 Y los cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón y pelearon contra ella.
6 Y los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué al campamento en Gilgal: No abandones a tus siervos; sube prontamente a nosotros para guardarnos y ayudarnos, porque todos los reyes de los amorreos que habitan en las montañas se han juntado contra nosotros.
7 Y subió Josué de Gilgal, él y todo el pueblo de guerra con él, y todos los hombres valientes.
8 Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos, porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos se mantendrá delante de ti.
9 Y Josué llegó contra ellos de repente, habiendo subido toda la noche desde Gilgal.
10 Y Jehová los turbó delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón, y los persiguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda.
11 Y sucedió que cuando iban huyendo de los israelitas, en la bajada de Bet-horón, Jehová arrojó sobre ellos desde el cielo grandes piedras hasta Azeca, y murieron; muchos más murieron por las piedras de granizo que los que mataron los hijos de Israel a espada.
12 Entonces Josué habló a Jehová, el día que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo a la vista de los israelitas: Sol, detente en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ajalón.
13 Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos ¿No está esto escrito en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.
14 Y no hubo un día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre, porque Jehová peleaba por Israel.
15 Y Josué, y todo Israel con él, volvió al campamento en Gilgal.
16 Pero aquellos cinco reyes huyeron y se escondieron en una cueva en Maceda.
17 Y fue dicho a Josué que los cinco reyes habían sido hallados en una cueva en Maceda.
18 Entonces Josué dijo: Rodad grandes piedras a la boca de la cueva y poned hombres junto a ella para que los guarden;
19 y vosotros no os detengáis, sino perseguid a vuestros enemigos y heridles la retaguardia, sin dejarlos entrar en sus ciudades, porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.
20 Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel hubieron acabado de herirlos con mortandad muy grande hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas.
21 Y todo el pueblo volvió en paz al campamento en Maceda, a Josué; no hubo quien moviera su lengua contra los hijos de Israel.
22 Entonces dijo Josué: Abrid la boca de la cueva y sacadme de ella a estos cinco reyes.
23 Y lo hicieron así y le sacaron de la cueva a aquellos cinco reyes: al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis y al rey de Eglón.
24 Y sucedió que cuando hubieron sacado estos reyes a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel y dijo a los principales de los hombres de guerra que habían venido con él: Acercaos y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos.
25 Y Josué les dijo: No temáis ni desmayéis; esforzaos y sed valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis.
26 Y después de esto Josué los hirió y los mató, y los hizo colgar en cinco árboles; y quedaron colgados en los árboles hasta la tarde.
27 Y sucedió que cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que los quitaran de los árboles y los echaran en la cueva donde se habían escondido; y pusieron grandes piedras a la boca de la cueva que permanecen hasta hoy.
28 En aquel mismo día Josué tomó Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a su rey, a ellos y a todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobreviviente; e hizo con el rey de Maceda como había hecho con el rey de Jericó.
29 Y de Maceda pasó Josué, y todo Israel con él, a Libna, y peleó contra Libna.
30 Y Jehová la entregó también a ella y a su rey en manos de Israel, que la hirió a filo de espada, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobreviviente en ella; y con su rey hizo de la manera que había hecho con el rey de Jericó.
31 Y Josué, y todo Israel con él, pasó de Libna a Laquis, y acampó contra ella, y la combatió.
32 Y Jehová entregó a Laquis en mano de Israel, y la tomó al día siguiente, y la hirió a filo de espada con todo lo que en ella tenía vida, como había hecho en Libna.
33 Entonces Horam, rey de Gezer, subió en ayuda de Laquis; mas Josué lo hirió a él y a su pueblo, hasta no dejar sobreviviente de ellos.
34 De Laquis pasó Josué, y todo Israel con él, a Eglón; y acamparon contra ella, y la combatieron.
35 Y la tomaron el mismo día y la hirieron a filo de espada; y aquel día destruyó por completo a todo lo que en ella tenía vida, como había hecho en Laquis.
36 Y Josué, y todo Israel con él, subió de Eglón a Hebrón, y la combatieron.
37 Y la tomaron y la hirieron a filo de espada, a su rey y a todas sus ciudades, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobreviviente; como habían hecho con Eglón, así la destruyeron por completo con todo lo que en ella tenía vida.
38 Y volviéndose Josué, y todo Israel con él, sobre Debir, la combatió;
39 y la tomó, y a su rey, y a todas sus ciudades; y las hirieron a filo de espada, y destruyeron por completo todo lo que en ella tenía vida, sin dejar sobreviviente; como había hecho con Hebrón, así hizo con Debir y con su rey, y como había hecho con Libna y con su rey.
40 Hirió, pues, Josué toda la región de las montañas, y del Neguev, y de la Sefela, y de las vertientes, y a todos sus reyes, sin dejar sobreviviente; destruyó por completo todo lo que tenía vida, como Jehová, el Dios de Israel, lo había mandado.
41 Y los hirió Josué desde Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón.
42 Y a todos estos reyes y sus tierras tomó Josué de una vez, porque Jehová, el Dios de Israel, peleaba por Israel.
43 Y volvió Josué, y todo Israel con él, al campamento en Gilgal.

BENEDICITE, OMNIA OPERA

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid, cielos, al Señor,

bendecid al Señor, Ángeles del Señor.

Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos:

bendiga todo poder al Señor.

Bendecid al Señor, sol y luna:

estrellas del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío:

todos los vientos, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, el fuego y el calor:

frío y calor, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, rocíos y escarchas:

hielo y frío, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, hielos y nieves:

noches y días, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, luz y tinieblas:

rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor:

alábele y ensálcele por siempre.

Bendecid al Señor, montes y collados:

todas las cosas que germinan en la tierra,

bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, mares y nos:

fuentes, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor,

ballenas y todo lo que vive en el mar:

todas las aves del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, todos los animales y ganados:

bendecid, hijos de los hombres, al Señor.

Bendice, Israel al Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor:

bendecid al Señor, siervos del Señor.

Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos:

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:

alabémosle y ensalcémosle por siempre.

Bendito eres en el firmamento del cielo:

y loable y glorioso por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Juan 2

1 Y al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea; y estuvo allí la madre de Jesús.
2 Y fue también llamado Jesús, y sus discípulos, a la boda.
3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
4 Jesús le dijo: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
5 Su madre dijo a los sirvientes: Haced todo lo que él os dijere.
6 Y se habían puesto allí seis tinajas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, y en cada una cabían dos o tres cántaros.
7 Les dijo Jesús: Llenad estas tinajas de agua Y las llenaron hasta arriba.
8 Y les dijo: Sacad ahora de ellas, y presentadlo al maestresala Y se lo presentaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber de dónde era (mas lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), el maestresala llamó al esposo,
10 y le dijo: Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces lo que es inferior; pero tú has guardado el buen vino hasta ahora.
11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
12 Después de esto descendió a Capernaúm, él, y su madre, y sus hermanos, y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.
13 Y estaba cerca la Pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén.
14 Y halló en el Templo a los que vendían bueyes, y ovejas, y palomas, y a los cambistas sentados.
15 Y haciendo un azote de cuerdas, los echó a todos del Templo, a las ovejas y también a los bueyes; y derramó las monedas de los cambistas, y volcó las mesas;
16 y a los que vendían las palomas, dijo: Quitad de aquí esto; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado.
17 Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consumió.
18 Entonces los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, dado que haces esto?
19 Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
20 Dijeron, entonces, los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
22 Por tanto, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que les había dicho esto; y creyeron a la Escritura y a la palabra que Jesús había dicho.
23 Y estando en Jerusalén durante la Pascua, en el día de la fiesta, muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacía.
24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque él conocía a todos,
25 y no tenía necesidad que nadie le diera testimonio del hombre, porque él sabía lo que había en el hombre.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Oh Señor, que por nosotros ayunaste cuarenta días y cuarenta noches: Danos gracia para usar tal abstinencia, de modo que, estando nuestra carne sometida al Espíritu, obedezcamos siempre tus piadosas mociones en justicia y verdadera santidad, para tu honor y gloria, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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