Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
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Oraciones
Colectas
Bendición

Oración Matutina

Fecha: 19 de octubre de 2025

Decimoctavo Domingo después de la Trinidad

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 95

1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 96

1 Cantad a Jehová cántico nuevo; cantad a Jehová, toda la tierra.
2 Cantad a Jehová, bendecid su nombre; anunciad de día en día su salvación.
3 Contad entre las naciones su gloria, entre todos los pueblos sus maravillas.
4 Porque grande es Jehová y digno de suprema alabanza; temible es él sobre todos los dioses.
5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, mas Jehová hizo los cielos.
6 Alabanza y magnificencia delante de él; poder y gloria en su santuario.
7 Dad a Jehová, oh familias de los pueblos, dad a Jehová la honra y el poder.
8 Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrendas y venid a sus atrios.
9 Adorad a Jehová en la hermosura de su santidad; temed delante de él, toda la tierra.
10 Decid entre las naciones: Jehová reina, también ha establecido el mundo, no será conmovido; juzgará a los pueblos con justicia.
11 Alégrense los cielos y gócese la tierra; brame el mar y su plenitud.
12 Regocíjese el campo y todo lo que en él está; entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento.
13 delante de Jehová, porque vino; porque vino a juzgar la tierra Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos con su fidelidad.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 97

1 Jehová reina; regocíjese la tierra, alégrense las muchas islas.
2 Nube y oscuridad alrededor de él; justicia y juicio son el fundamento de su trono.
3 Fuego irá delante de él y abrasará alrededor de sus enemigos.
4 Sus relámpagos alumbraron el mundo; la tierra vio y se estremeció.
5 Los montes se derritieron como cera delante de Jehová, delante del Señor de toda la tierra.
6 Los cielos anunciaron su justicia y todos los pueblos vieron su gloria.
7 Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de fundición, los que se glorían en los ídolos; póstrense ante él todos los dioses.
8 Oyó Sion y se alegró; y las hijas de Judá se gozaron por tus juicios, oh Jehová,
9 porque tú, Jehová, eres altísimo sobre toda la tierra; eres muy ensalzado sobre todos los dioses.
10 Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; él guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra.
11 Luz está sembrada para el justo y alegría para los rectos de corazón.
12 Alegraos, justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

Ezequiel 20

1 Y aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová y se sentaron delante de mí.
2 Y vino a mí palabra de Jehová diciendo:
3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no seré consultado por vosotros, dice el Señor Jehová.
4 ¿Los juzgarás? ¿juzgarás, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres.
5 Y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano jurando a la descendencia de la casa de Jacob, y que me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando les alcé mi mano, diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios;
6 aquel día que les alcé mi mano jurando que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que había reconocido para ellos, que fluye leche y miel, la más hermosa de todas las tierras,
7 entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de sus ojos y no os contaminéis con los ídolos de Egipto Yo soy Jehová vuestro Dios.
8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de sus ojos ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para consumar en ellos mi enojo en medio de la tierra de Egipto.
9 Pero actué por causa de mi nombre, para que no se profanara delante de las naciones en medio de las cuales estaban, ante cuyos ojos me di a conocer a ellos para sacarlos de la tierra de Egipto.
10 Y los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,
11 y les di mis estatutos, y les hice saber mis decretos, los cuales el hombre que los haga vivirá por ellos.
12 Y también les di mis sábados para que fueran por señal entre yo y ellos, para que supieran que yo soy Jehová que los santifico.
13 Pero se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos y desecharon mis decretos, los cuales el hombre que los haga vivirá por ellos, y mis sábados profanaron en gran manera; por tanto, dije que había de derramar sobre ellos mi ira en el desierto para consumirlos.
14 Pero actué por causa de mi nombre, para que no se profanara a ojos de las naciones, delante de cuyos ojos los saqué.
15 Y también yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los metería en la tierra que les di, que fluye leche y miel, la más hermosa de todas las tierras,
16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis sábados profanaron; porque tras sus ídolos iba su corazón.
17 Con todo, los perdonó mi ojo para no matarlos, y no los consumí en el desierto;
18 mas dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus decretos, ni os contaminéis con sus ídolos.
19 Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis decretos, y ponedlos por obra.
20 Y santificad mis sábados, y sean por señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.
21 Pero los hijos se rebelaron contra mí, no anduvieron en mis estatutos ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, los cuales el hombre que los haga vivirá por ellos; profanaron mis sábados Entonces dije que derramaría mi ira sobre ellos, para consumar en ellos mi enojo en el desierto.
22 Pero retraje mi mano, y actué por causa de mi nombre, para que no se profanara a ojos de las naciones, ante cuyos ojos los saqué.
23 Y también les alcé yo mi mano en el desierto jurando que los esparciría entre las naciones y que los dispersaría por las tierras,
24 porque no pusieron por obra mis decretos, y desecharon mis estatutos, y profanaron mis sábados, y tras los ídolos de sus padres se les fueron sus ojos.
25 Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no vivirían,
26 y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos, a fin de que supieran que yo soy Jehová.
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando cometieron infidelidad contra mí.
28 Porque yo los introduje en la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que les había de dar, y miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron la provocación de sus ofrendas, allí pusieron también su olor agradable y allí derramaron sus libaciones.
29 Y les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bama, hasta el día de hoy.
30 Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Jehová: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres y fornicáis tras sus abominaciones?
31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar a vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy, ¿y he de ser consultado yo por vosotros, casa de Israel? Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no seré consultado por vosotros.
32 Y no será lo que habéis pensado Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las familias de otras tierras, sirviendo a la madera y a la piedra.
33 Vivo yo, dice el Señor Jehová, que con mano fuerte, y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros.
34 Y os sacaré de entre los pueblos y os juntaré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte, y con brazo extendido, y con enojo derramado;
35 y os llevaré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.
36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor Jehová.
37 Y os haré pasar bajo la vara y os haré entrar en el vínculo del pacto;
38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré y a la tierra de Israel no vendrán; y sabréis que yo soy Jehová.
39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho el Señor Jehová: Andad cada uno tras sus ídolos y servidlos, pues que a mí no me obedecéis, y no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.
40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor Jehová, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella, en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.
41 Como olor agradable os aceptaré cuando os haya sacado de entre los pueblos y os haya juntado de las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a ojos de las naciones.
42 Y sabréis que yo soy Jehová cuando os haya introducido en el territorio de Israel, en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos y de todos vuestros hechos con que os contaminasteis, y os avergonzaréis de vosotros mismos por todas vuestras maldades que cometisteis.
44 Y sabréis que yo soy Jehová cuando actúe con vosotros por causa de mi nombre, no según vuestros malos caminos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová.
45 Y vino a mí palabra de Jehová diciendo:
46 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia Temán, y derrama tu palabra hacia el sur, y profetiza contra el bosque del campo del Neguev.
47 Y dirás al bosque del Neguev: Oye palabra de Jehová: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que yo enciendo en ti fuego, el cual consumirá en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego, y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte.
48 Y verá toda carne que yo, Jehová, lo encendí; no se apagará.
49 Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! Ellos dicen de mí: ¿No profiere este parábolas?

Te Deum Laudamus

A ti, oh Dios, te alabamos
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Lucas 5

1 Y aconteció que, estando él junto al lago de Genesaret, la multitud se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
3 Y entrando en una de estas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartara de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a las multitudes.
4 Y cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Vuelve mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
5 Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, hemos trabajado toda la noche y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
7 E hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.
8 Viendo esto, Simón Pedro se postró de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.
9 Porque el temor se había apoderado de él y de todos los que estaban con él, por la pesca de los peces que habían hecho;
10 y asimismo de Jacobo y de Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
11 Y cuando las barcas llegaron a tierra, dejándolo todo, lo siguieron.
12 Y aconteció que, estando en una ciudad, he aquí un hombre lleno de lepra, el cual, cuando vio a Jesús, se postró sobre el rostro y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
13 Entonces, extendiendo la mano, Jesús lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio Y al instante la lepra se fue de él.
14 Y él le mandó que no se lo dijera a nadie Mas ve, le dijo, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación, como mandó Moisés, para testimonio a ellos.
15 Pero su fama se extendía cada vez más; y grandes multitudes se reunían para oírlo y ser sanadas por él de sus enfermedades.
16 Mas él se apartaba a los lugares desiertos y oraba.
17 Y aconteció un día que él estaba enseñando, y los fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y de Jerusalén Y el poder del Señor estaba allí para sanarlos.
18 Y he aquí, unos hombres traían sobre una cama a un hombre que estaba paralítico; y buscaban por dónde meterlo y ponerlo delante de él.
19 Y no hallando por donde meterlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y lo bajaron por el tejado con el lecho, poniéndolo en medio, delante de Jesús;
20 y viendo la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.
21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a pensar, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?
22 Mas Jesús, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué pensáis en vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo, levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
25 Y al instante, levantándose en presencia de ellos y tomando el lecho en que yacía, se fue a su casa glorificando a Dios.
26 Y el asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios; y fueron llenos de temor, diciendo: Hoy hemos visto maravillas.
27 Y después de estas cosas, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el lugar de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.
28 Y dejándolo todo, levantándose, lo siguió.
29 Y Leví le hizo un gran banquete en su casa; y había una gran compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos.
30 Y los escribas y los fariseos de entre ellos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?
31 Y respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.
32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero tus discípulos comen y beben?
34 Y él les dijo: ¿Podéis hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?
35 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces ayunarán en aquellos días.
36 Y les decía también una parábola: Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el nuevo lo rompe, y el remiendo sacado del nuevo no concuerda con el viejo.
37 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres, y este se derramará, y los odres se perderán;
38 mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y ambos se conservan.
39 Y ninguno que beba del añejo quiere luego el nuevo, porque dice: El añejo es mejor.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Señor, te suplicamos que concedas a tu pueblo gracia para resistir las tentaciones del mundo, la carne y el diablo, y con corazones y mentes puros seguirte a ti, el único Dios, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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