Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
Credo
Oraciones
Colectas
Bendición

Oración Matutina

Fecha: 13 de julio de 2025

Cuarto domingo después de la Trinidad

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 68

1 Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le aborrecen.
2 Como es lanzado el humo, los lanzarás; Como se derrite la cera delante del fuego, Así perecerán los impíos delante de Dios.
3 Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios, Y saltarán de alegría.
4 Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre; Exaltad al que cabalga sobre los cielos. JAH es su nombre; alegraos delante de él.
5 Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada.
6 Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca.
7 Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo, Cuando anduviste por el desierto, Selah
8 La tierra tembló; También destilaron los cielos ante la presencia de Dios; Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
9 Abundante lluvia esparciste, oh Dios; A tu heredad exhausta tú la reanimaste.
10 Los que son de tu grey han morado en ella; Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
11 El Señor daba palabra; Había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas.
12 Huyeron, huyeron reyes de ejércitos, Y las que se quedaban en casa repartían los despojos.
13 Bien que fuisteis echados entre los tiestos, Seréis como alas de paloma cubiertas de plata, Y sus plumas con amarillez de oro.
14 Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí, Fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.
15 Monte de Dios es el monte de Basán; Monte alto el de Basán.
16 ¿Por qué observáis, oh montes altos, Al monte que deseó Dios para su morada? Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
17 Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; El Señor viene del Sinaí a su santuario.
18 Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones para los hombres, Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
19 Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios El Dios de nuestra salvación. Selah
20 Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, Y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
21 Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos, La testa cabelluda del que camina en sus pecados.
22 El Señor dijo: De Basán te haré volver; Te haré volver de las profundidades del mar;
23 Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos, Y de ella la lengua de tus perros.
24 Vieron tus caminos, oh Dios; Los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
25 Los cantores iban delante, los músicos detrás; En medio las doncellas con panderos.
26 Bendecid a Dios en las congregaciones; Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.
27 Allí estaba el joven Benjamín, señoreador de ellos, Los príncipes de Judá en su congregación, Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28 Tu Dios ha ordenado tu fuerza; Confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros.
29 Por razón de tu templo en Jerusalén Los reyes te ofrecerán dones.
30 Reprime la reunión de gentes armadas, La multitud de toros con los becerros de los pueblos, Hasta que todos se sometan con sus piezas de plata; Esparce a los pueblos que se complacen en la guerra.
31 Vendrán príncipes de Egipto; Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
32 Reinos de la tierra, cantad a Dios, Cantad al Señor; Selah
33 Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; He aquí dará su voz, poderosa voz.
34 Atribuid poder a Dios; Sobre Israel es su magnificencia, Y su poder está en los cielos.
35 Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios; El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo. Bendito sea Dios.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

1 Samuel 12

1 Dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he puesto rey.
2 Ahora, pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y lleno de canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día.
3 Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré.
4 Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.
5 Y él les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mi mano. Y ellos respondieron: Así es.
6 Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová que designó a Moisés y a Aarón, y sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto, es testigo.
7 Ahora, pues, aguardad, y contenderé con vosotros delante de Jehová acerca de todos los hechos de salvación que Jehová ha hecho con vosotros y con vuestros padres.
8 Cuando Jacob hubo entrado en Egipto, y vuestros padres clamaron a Jehová, Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar.
9 Y olvidaron a Jehová su Dios, y él los vendió en mano de Sísara jefe del ejército de Hazor, y en mano de los filisteos, y en mano del rey de Moab, los cuales les hicieron guerra.
10 Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Hemos pecado, porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot; líbranos, pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.
11 Entonces Jehová envió a Jerobaal, a Barac, a Jefté y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos en derredor, y habitasteis seguros.
12 Y habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía contra vosotros, me dijisteis: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un rey; siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey.
13 Ahora, pues, he aquí el rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que Jehová ha puesto rey sobre vosotros.
14 Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien.
15 Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres.
16 Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de vuestros ojos.
17 ¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros rey.
18 Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel.
19 Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros.
20 Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón.
21 No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades.
22 Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo.
23 Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto.
24 Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.
25 Mas si perseverareis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.

Te Deum Laudamus

A ti, oh Dios, te alabamos
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Juan 1

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
2 Este era en el principio con Dios.
3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.
7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.
16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.
17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
19 Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
20 Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.
21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
22 Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
23 Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.
24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.
25 Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta?
26 Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
27 Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado.
28 Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.
29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua.
32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.
33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.
35 El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.
36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios.
37 Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús.
38 Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras?
39 Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima.
40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús.
41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo).
42 Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).
43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme.
44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro.
45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.
46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.
47 Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
49 Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.
50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.
51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Oh Dios, que eres el defensor de los que esperan en ti, sin quien nada es fuerte ni santo; acrecienta y multiplica tu misericordia para con nosotros, a fin de que, siendo tú nuestro director y guía, pasemos de tal modo por las cosas temporales, que no perdamos al final las eternas; concédenos esto, oh Padre celestial, por amor de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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