Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
Credo
Oraciones
Colectas
Bendición

Oración Matutina

Fecha: 11 de julio de 2025

Viernes en la Cuarta Semana después de la Trinidad

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 56

1 Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día.
2 Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
3 En el día que temo, Yo en ti confío.
4 En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
5 Todos los días ellos pervierten mi causa; Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
6 Se reúnen, se esconden, Miran atentamente mis pasos, Como quienes acechan a mi alma.
7 Pésalos según su iniquidad, oh Dios, Y derriba en tu furor a los pueblos.
8 Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro?
9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí.
10 En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré.
11 En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?
12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos; Te tributaré alabanzas.
13 Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 57

1 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; Porque en ti ha confiado mi alma, Y en la sombra de tus alas me ampararé Hasta que pasen los quebrantos.
2 Clamaré al Dios Altísimo, Al Dios que me favorece.
3 El enviará desde los cielos, y me salvará De la infamia del que me acosa; Selah Dios enviará su misericordia y su verdad.
4 Mi vida está entre leones; Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas; Sus dientes son lanzas y saetas, Y su lengua espada aguda.
5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria.
6 Red han armado a mis pasos; Se ha abatido mi alma; Hoyo han cavado delante de mí; En medio de él han caído ellos mismos. Selah
7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos.
8 Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa; Me levantaré de mañana.
9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones.
10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad.
11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 58

1 Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2 Antes en el corazón maquináis iniquidades; Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3 Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
4 Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el áspid sordo que cierra su oído,
5 Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea.
6 Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
7 Sean disipados como aguas que corren; Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.
8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe; Como el que nace muerto, no vean el sol.
9 Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10 Se alegrará el justo cuando viere la venganza; Sus pies lavará en la sangre del impío.
11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

Eclesiastés 1

1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.
3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.
5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo.
7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
12 Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén.
13 Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él.
14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
15 Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse.
16 Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia.
17 Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu.
18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.

Te Deum Laudamus

A ti, oh Dios, te alabamos
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Lucas 23

1 Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato.
2 Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohibe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey.
3 Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices.
4 Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre.
5 Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.
6 Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo.
7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén.
8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal.
9 Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió.
10 Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia.
11 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato.
12 Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí.
13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo,
14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.
15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre.
16 Le soltaré, pues, después de castigarle.
17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta.
18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!
19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio.
20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús;
21 pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale!
22 El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré.
23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.
24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían;
25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.
26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él.
28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron.
30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.
31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?
32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.
33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.
36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,
37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
44 Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
45 Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.
46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
47 Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.
48 Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.
49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.
50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo.
51 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos,
52 fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.
53 Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie.
54 Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.
55 Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
56 Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Oh Señor, te suplicamos que nos escuches con misericordia; y concede que nosotros, a quienes has dado un sincero deseo de orar, seamos defendidos por tu poderoso auxilio y animados en todos los peligros y adversidades; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

Día Anterior Hoy Día Siguiente