Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
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1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
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Oración Vespertina

Fecha: 5 de abril de 2025

Sábado de la Cuarta Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Salmo 27

1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2 Cuando vinieron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
3 Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, con todo esto, yo estaré confiado.
4 Una cosa he pedido a Jehová, esta buscaré: que habite yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para inquirir en su templo.
5 Porque él me esconderá en su tienda en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su tabernáculo; sobre una roca me pondrá en alto.
6 Y luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que están a mi alrededor, y yo sacrificaré en su Tabernáculo sacrificios de júbilo; cantaré y salmearé a Jehová.
7 Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo, y ten misericordia de mí, respóndeme.
8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro Tu rostro buscaré, oh Jehová.
9 No escondas tu rostro de mí, no apartes con ira a tu siervo; mi ayuda has sido; no me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.
11 Enséñame, oh Jehová, tu camino y guíame por senda de rectitud a causa de mis enemigos.
12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos, porque se han levantado contra mí testigos falsos y los que respiran violencia.
13 Hubiera yo desmayado, si no creyera que he de ver la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes.
14 Espera a Jehová; esfuérzate y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 28

1 A ti clamaré, oh Jehová, roca mía; no te desentiendas de mí, no sea que, dejándome tú, venga a ser semejante a los que descienden al sepulcro.
2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
3 No me arrebates junto con los malos y con los que hacen iniquidad, que hablan paz con su prójimo, pero la maldad está en su corazón.
4 Dales conforme a su obra y conforme a la malicia de sus hechos; dales conforme a la obra de sus manos, dales su paga.
5 Porque no atendieron a las obras de Jehová ni a la obra de sus manos, los derribará y no los edificará.
6 Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos.
7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón y fui ayudado, por lo que se regocijó mi corazón, y con mi canción lo alabaré.
8 Jehová es su fuerza, y él es la fortaleza de salvación de su ungido.
9 Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad, y pastoréalos y ensálzalos para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 29

1 Dad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y la fortaleza.
2 Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad.
3 Voz de Jehová sobre las aguas; truena el Dios de gloria; Jehová sobre las muchas aguas.
4 Voz de Jehová con potencia; voz de Jehová con gloria.
5 Voz de Jehová que quebranta los cedros; sí, quebranta Jehová los cedros del Líbano.
6 Y los hizo saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.
7 Voz de Jehová que derrama llamas de fuego.
8 Voz de Jehová que hace temblar el desierto; hace temblar Jehová el desierto de Cades.
9 Voz de Jehová que hace parir a las ciervas, y desnuda los bosques; y en su templo todo dice: Gloria.
10 Jehová preside sobre el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre.
11 Jehová dará fortaleza a su pueblo; Jehová bendecirá a su pueblo con paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

1 Samuel 14

1 Y un día aconteció que Jonatán, hijo de Saúl, dijo al criado que le llevaba las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos que está de aquel lado Y no lo hizo saber a su padre.
2 Y Saúl estaba en el término de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y el pueblo que estaba con él era como seiscientos hombres.
3 Y Ahías, hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se había ido.
4 Y entre los pasos por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos había un peñasco agudo a un lado y otro al otro lado; el uno se llamaba Boses y el otro Sene.
5 Un peñasco estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro al sur, hacia Gabaa.
6 Dijo, pues, Jonatán al criado que le llevaba las armas: Ven y pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá Jehová actúe en nuestro favor, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.
7 Y el que le llevaba las armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, pues aquí estoy contigo, según el deseo de tu corazón.
8 Y Jonatán dijo: He aquí, nosotros pasaremos a esos hombres y nos mostraremos a ellos.
9 Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros; entonces nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos a ellos.
10 Pero si nos dijeren así: Subid a nosotros; entonces subiremos, porque Jehová los ha entregado en nuestras manos; y esto nos será por señal.
11 Y se mostraron ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí los hebreos salen de las cavernas en que se habían escondido.
12 Y los hombres de la guarnición respondieron a Jonatán y al que le llevaba las armas, y dijeron: Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa Entonces Jonatán dijo al que le llevaba las armas: Sube tras mí, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel.
13 Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él el que le llevaba las armas; y los que caían delante de Jonatán, el que le llevaba las armas los mataba tras él.
14 Y esta fue la primera matanza, en la cual Jonatán y el que le llevaba las armas mataron como a veinte hombres en el espacio de una media yugada de tierra.
15 Y hubo estremecimiento en el campamento y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los de la fuerza de choque, también ellos se estremecieron, y tembló la tierra; hubo, pues, gran estremecimiento.
16 Y los centinelas de Saúl miraron desde Gabaa de Benjamín, y he aquí que la multitud se dispersaba e iba de un lado a otro.
17 Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: Pasad revista ahora, y mirad quién se haya ido de los nuestros Y pasaron revista, y he aquí que Jonatán y el que le llevaba las armas no estaban.
18 Y Saúl dijo a Ahías: Trae el Arca de Dios Porque el Arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel.
19 Y aconteció que estando aún hablando Saúl con el sacerdote, el alboroto que había en el campamento de los filisteos aumentaba, e iba creciendo en gran manera Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano.
20 Y juntando Saúl a todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el lugar de la batalla; y he aquí que la espada de cada uno se había vuelto contra su compañero, y la turbación era muy grande.
21 Y los hebreos que habían estado con los filisteos de tiempo atrás, y que habían subido con ellos de los alrededores al campamento, también estos se juntaron con los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán.
22 Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín, oyendo que los filisteos huían, ellos también los persiguieron en aquella batalla.
23 Así salvó Jehová a Israel aquel día Y la batalla llegó hasta Bet-avén.
24 Pero los hombres de Israel fueron puestos en aprieto aquel día, porque Saúl había juramentado al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que coma pan hasta la tarde, para que haya tomado venganza de mis enemigos Y todo el pueblo no había probado pan.
25 Y todo el pueblo de la tierra llegó a un bosque, donde había miel sobre la superficie del campo.
26 Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien llevara su mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento.
27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre juramentó al pueblo, y alargó la punta de una vara que llevaba en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llevó su mano a su boca; y sus ojos fueron aclarados.
28 Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha juramentado estrictamente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que coma hoy pan Y el pueblo desfallecía.
29 Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado la tierra Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos por haber probado un poco de esta miel.
30 ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido hoy del despojo que halló de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre los filisteos?
31 E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón, pero el pueblo estaba muy cansado.
32 Y se lanzó el pueblo al despojo, y tomaron ovejas y vacas y becerros, y los degollaron en tierra, y el pueblo los comió con la sangre.
33 Y avisaron a Saúl, diciéndole: He aquí el pueblo peca contra Jehová comiendo con la sangre Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado; rodadme ahora acá una piedra grande.
34 Y Saúl dijo: Esparcíos por el pueblo y decidles que me traigan cada uno su buey y cada cual su oveja, y degolladlos aquí y comed, y no pequéis contra Jehová comiendo con la sangre Y trajo todo el pueblo, cada cual por su mano, su buey aquella noche, y los degollaron allí.
35 Y edificó Saúl un altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó a Jehová.
36 Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos y saqueémoslos hasta la luz de la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno Y ellos dijeron: Haz lo que bien te parezca Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios.
37 Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Pero no le dio respuesta aquel día.
38 Entonces dijo Saúl: Acercaos aquí todos los principales del pueblo, y conoced y ved en quién ha sido hoy este pecado;
39 porque vive Jehová, que salva a Israel, aunque fuere en mi hijo Jonatán, él de cierto morirá Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiera.
40 Dijo luego a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán, mi hijo, estaremos al otro lado Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te parezca.
41 Entonces dijo Saúl a Jehová, Dios de Israel: Da respuesta completa Y fueron tomados Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre.
42 Y Saúl dijo: Echad suerte entre mí y Jonatán, mi hijo Y fue tomado Jonatán.
43 Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame qué has hecho Y Jonatán se lo declaró, y dijo: Ciertamente probé un poco de miel con la punta de la vara que llevaba en mi mano; ¿he aquí, he de morir?
44 Y Saúl respondió: Así me haga Dios y así me añada, que sin duda morirás, Jonatán.
45 Mas el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta gran salvación en Israel? No sea así Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en tierra, pues ha actuado hoy con Dios Así libró el pueblo a Jonatán, para que no muriera.
46 Y Saúl dejó de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su lugar.
47 Y tomando Saúl el reino sobre Israel, hizo guerra contra todos sus enemigos de alrededor: contra Moab, y contra los hijos de Amón, y contra Edom, y contra los reyes de Soba, y contra los filisteos; y adondequiera que se dirigía les hacía mal.
48 Y reunió un ejército, e hirió a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo saqueaban.
49 Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, e Isúi, y Malquisúa Y los nombres de sus dos hijas eran, el nombre de la mayor, Merab, y el nombre de la menor, Mical.
50 Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas Y el nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl.
51 Porque Cis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, fueron hijos de Abiel.
52 Y la guerra fue dura contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y a cualquiera que Saúl veía que era hombre valiente y a todo hombre esforzado, lo juntaba consigo.

CANTATE DOMINO

Salmo 98
1
Cantad a Jehová cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra lo ha salvado, y su santo brazo.
2
Jehová ha hecho notoria su salvación; a vista de las naciones ha descubierto su justicia.
3
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel; todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
4
Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos.
5
Cantad salmos a Jehová con arpa; con arpa y voz de cántico.
6
Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, delante del rey Jehová.
7
Brame el mar y su plenitud, el mundo y los que en él habitan;
8
Los ríos batan las manos, los montes todos hagan regocijo
9
Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Hebreos 7

1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, el cual salió a recibir a Abraham cuando volvía de la derrota de los reyes, y lo bendijo,
2 a quien asimismo Abraham dio el diezmo de todo, cuyo nombre primeramente se traduce Rey de justicia, y luego también Rey de Salem, que es, Rey de paz;
3 sin padre, sin madre, sin genealogía, que no tiene principio de días ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
4 Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aun el patriarca Abraham dio el diezmo del botín.
5 Y ciertamente los que, de entre los hijos de Leví, reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo el diezmo según la ley, esto es, de sus hermanos, aunque también ellos hayan salido de las entrañas de Abraham.
6 Mas aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos tomó de Abraham el diezmo y bendijo al que tenía las promesas.
7 Y sin contradicción alguna, el menor es bendecido por el mayor.
8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; mas allí, aquel del que se testifica que vive.
9 Y, por decirlo así, también Leví, que recibe los diezmos, diezmó por medio de Abraham,
10 porque aún estaba en las entrañas de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y que no fuera llamado según el orden de Aarón?
12 Pues cambiado el sacerdocio, es necesario que se haga también cambio de la ley.
13 Porque aquel de quien se dice esto pertenece a otra tribu, de la cual nadie atendió al altar.
14 Porque es evidente que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, sobre cuya tribu nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
15 Y aun es mucho más evidente si, a semejanza de Melquisedec, se levanta otro sacerdote,
16 el cual no es hecho conforme a la ley del mandamiento carnal, sino según el poder de una vida indestructible;
17 pues él testifica: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
18 Porque ciertamente el mandamiento precedente es abrogado por su debilidad e inutilidad;
19 porque la ley nada perfeccionó, mas lo hizo la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
20 Y por cuanto no fue sin juramento.
21 (porque los otros, ciertamente, sin juramento fueron hechos sacerdotes; mas este, con juramento por el que le dijo: Juró el Señor y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec),
22 tanto más es hecho Jesús fiador de un pacto mejor.
23 Y los otros, ciertamente, llegaron a ser muchos sacerdotes, porque por la muerte no podían permanecer.
24 Mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable;
25 por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los cielos;
27 que no tuviera necesidad cada día, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo, porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a hombres débiles; mas la palabra del juramento, que fue después de la ley, constituye al Hijo, hecho perfecto para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Concede, te suplicamos, Dios Todopoderoso, que nosotros, que por nuestras malas obras merecemos dignamente ser castigados, seamos misericordiosamente aliviados por el consuelo de tu gracia, por nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.

La segunda colecta de la Oración Vespertina

Oh Dios, de quien proceden todos los deseos santos, los buenos consejos y las obras justas; concede a tus siervos la paz que el mundo no puede dar, para que nuestros corazones se dispongan a obedecer tus mandamientos y, al ser defendidos por ti del temor de nuestros enemigos, podamos vivir en reposo y tranquilidad. Por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador. Amén.

La tercera colecta, para pedir ayuda contra todos los peligros

Aclara nuestras tinieblas, te suplicamos, oh Señor, y por tu gran misericordia defiéndenos de todos los peligros y riesgos de esta noche, por amor de tu único Hijo, nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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