Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
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Oración Matutina

Fecha: 3 de abril de 2025

Jueves de la Cuarta Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 15

1 Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu santo monte?
2 El que anda en integridad, y hace justicia, y habla verdad en su corazón.
3 El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni levanta oprobio contra su cercano.
4 Aquel a cuyos ojos es menospreciado el vil, pero honra a los que temen a Jehová; el que jura en daño suyo y no por eso cambia.
5 Quien su dinero no da a usura ni contra el inocente toma cohecho El que hace estas cosas no resbalará jamás.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 16

1 Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.
2 Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres el Señor; mi bien a ti no aprovecha.
3 Para los santos que están en la tierra, y para los nobles, toda mi complacencia está en ellos.
4 Se multiplicarán los dolores de aquellos que se apresuran tras otro dios; no ofreceré yo sus libaciones de sangre ni en mis labios tomaré sus nombres.
5 Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte.
6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos; asimismo es hermosa la heredad que me ha tocado.
7 Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia.
8 A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido.
9 Se alegró, por tanto, mi corazón y se gozó mi gloria; también mi carne reposará segura;
10 porque no dejarás mi alma en el sepulcro ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
11 Me harás conocer la senda de la vida; plenitud de gozo hay en tu presencia, deleites en tu diestra para siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 17

1 Oye, oh Jehová, la justicia; está atento a mi clamor; escucha mi oración hecha sin labios de engaño.
2 De delante de tu rostro salga mi juicio; vean tus ojos la rectitud.
3 Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a prueba y nada hallaste; me he propuesto que mi boca no transgreda.
4 En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios yo me he guardado de las sendas del violento.
5 Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen.
6 Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
7 Haz maravillosas tus misericordias, tú que salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra tu diestra.
8 Guárdame como la niña del ojo, escóndeme con la sombra de tus alas,
9 de delante de los malos que me oprimen, de mis enemigos que cercan mi vida.
10 Han cerrado su corazón con su grosura; con su boca hablan arrogantemente.
11 Ahora han cercado nuestros pasos; tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
12 Se parecen al león que desea hacer presa y al leoncillo que está escondido.
13 Levántate, oh Jehová; sal a su encuentro, póstralo; libra mi alma del malo con tu espada,
14 de los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres del mundo, cuya parte es en esta vida, y cuyo vientre llenas de tu tesoro; sacian a sus hijos y dejan el resto a sus pequeños.
15 Yo en justicia veré tu rostro; seré saciado cuando despierte a tu semejanza.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

1 Samuel 9

1 Y había un hombre de Benjamín, hombre valeroso, el cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita.
2 Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso, y entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; del hombro arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.
3 Y se habían perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl, su hijo: Toma ahora contigo a uno de los criados, y levántate, y ve a buscar las asnas.
4 Y él pasó por los montes de Efraín, y de allí pasó por la tierra de Salisa, y no las hallaron Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las hallaron.
5 Y cuando ellos llegaron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que iba con él: Ven, volvámonos; no sea que mi padre deje de preocuparse por las asnas y esté angustiado por nosotros.
6 Y él le respondió: He aquí, ahora hay un varón de Dios en esta ciudad, que es varón honorable; todo lo que él dice sucede sin falta Vamos, pues, allá; quizá nos declare nuestro camino por donde hemos de ir.
7 Y Saúl respondió a su criado: Pues, he aquí, vamos; pero ¿qué llevaremos al varón? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos presente que llevar al varón de Dios; ¿qué tenemos?
8 Entonces el criado volvió a responder a Saúl, diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; esto daré al varón de Dios, para que nos declare nuestro camino.
9 (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios decía así: Venid y vayamos hasta el vidente; porque al que ahora se llama profeta, antiguamente se le llamaba vidente).
10 Dijo entonces Saúl a su criado: Bien dices; ven, vayamos Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios.
11 Y cuando ellos subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas jóvenes que salían por agua, a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente?
12 Y respondiéndoles ellas, dijeron: Sí; helo aquí delante de ti; date prisa ahora, pues hoy ha venido a la ciudad porque el pueblo tiene hoy sacrificio en el lugar alto.
13 Cuando entréis en la ciudad, lo encontraréis entonces, antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que él haya llegado, por cuanto él ha de bendecir el sacrificio; después de esto comerán los convidados Ahora, pues, subid, porque hoy lo hallaréis.
14 Entonces ellos subieron a la ciudad; y cuando estuvieron en medio de la ciudad, he aquí que Samuel les salía al encuentro para subir al lugar alto.
15 Y un día antes que Saúl llegara, Jehová había revelado esto al oído de Samuel, diciendo:
16 Mañana a esta misma hora enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre mi pueblo Israel, y él salvará a mi pueblo de mano de los filisteos; porque he mirado a mi pueblo, porque su clamor ha llegado hasta mí.
17 Y cuando Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He aquí el varón del cual te hablé; este regirá a mi pueblo.
18 Y llegando Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.
19 Y Samuel respondió a Saúl y dijo: Yo soy el vidente; sube delante de mí al lugar alto, y comeréis hoy conmigo, y por la mañana te despediré y te descubriré todo lo que está en tu corazón.
20 Y de las asnas que se te perdieron hace hoy tres días, pierde cuidado de ellas, porque se han hallado Mas ¿para quién es todo el deseo de Israel, sino para ti y para toda la casa de tu padre?
21 Y Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de las más pequeñas tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?
22 Y tomó Samuel a Saúl y a su criado, y los introdujo en la sala y les dio un lugar a la cabecera de los convidados, que eran como unos treinta hombres.
23 Y dijo Samuel al cocinero: Trae la porción que te di, la cual te dije que guardaras aparte.
24 Entonces alzó el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de Saúl Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti y come, porque para esta ocasión se guardó para ti, cuando dije: Yo he convidado al pueblo Y Saúl comió aquel día con Samuel.
25 Y cuando hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, él habló con Saúl en el terrado.
26 Y al otro día madrugaron; y sucedió que cuando despuntaba el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado, y dijo: Levántate, para que te despida Entonces se levantó Saúl, y salieron ambos, él y Samuel.
27 Y descendiendo ellos al extremo de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: Di al criado que vaya delante (y se adelantó el criado), mas espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.

BENEDICITE, OMNIA OPERA

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid, cielos, al Señor,

bendecid al Señor, Ángeles del Señor.

Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos:

bendiga todo poder al Señor.

Bendecid al Señor, sol y luna:

estrellas del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío:

todos los vientos, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, el fuego y el calor:

frío y calor, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, rocíos y escarchas:

hielo y frío, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, hielos y nieves:

noches y días, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, luz y tinieblas:

rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor:

alábele y ensálcele por siempre.

Bendecid al Señor, montes y collados:

todas las cosas que germinan en la tierra,

bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, mares y nos:

fuentes, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor,

ballenas y todo lo que vive en el mar:

todas las aves del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, todos los animales y ganados:

bendecid, hijos de los hombres, al Señor.

Bendice, Israel al Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor:

bendecid al Señor, siervos del Señor.

Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos:

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:

alabémosle y ensalcémosle por siempre.

Bendito eres en el firmamento del cielo:

y loable y glorioso por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Juan 21

1 Después de estas cosas se manifestó Jesús otra vez a los discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera:
2 Estaban juntos Simón Pedro, y Tomás, llamado Dídimo, y Natanael, el de Caná de Galilea, y los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
3 Les dijo Simón Pedro: Voy a pescar Le dijeron: Vamos nosotros también contigo Salieron, y en seguida subieron a la barca; y aquella noche no pescaron nada.
4 Y llegada ya la mañana, Jesús se puso a la ribera; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
5 Y Jesús les dijo: Hijos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
6 Y él les dijo: Echad la red al lado derecho de la barca, y hallaréis Entonces la echaron, y ya no la podían sacar por la multitud de peces.
7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: Es el Señor Y Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa, porque estaba desnudo, y se echó al mar.
8 Y los otros discípulos vinieron con la barca (porque no estaban lejos de tierra, sino como a doscientos codos), trayendo la red llena de peces.
9 Y cuando descendieron a tierra, vieron brasas puestas, y un pescado encima de ellas, y pan.
10 Les dijo Jesús: Traed de los peces que habéis pescado ahora.
11 Subió Simón Pedro, y trajo la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
12 Les dijo Jesús: Venid, comed Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres tú? ; sabiendo que era el Señor.
13 Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.
14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
15 Y cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le dijo: Sí, Señor; tú sabes que te amo Le dijo: Apacienta mis corderos.
16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo Le dijo: Pastorea mis ovejas.
17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Se entristeció Pedro de que le dijera la tercera vez: ¿Me amas? y le dijo: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo Le dijo Jesús: Apacienta mis ovejas.
18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará adonde no quieras.
19 Y esto dijo dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios Y habiendo dicho esto, le dijo: Sígueme.
20 Pedro, volviéndose, vio a aquel discípulo a quien Jesús amaba, que los seguía, el que también se había recostado a su pecho en la cena, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
21 Cuando Pedro lo vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de este?
22 Le dijo Jesús: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
23 Se difundió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría Pero Jesús no le dijo: No morirá; sino: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?
24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.
25 Y hay también muchas otras cosas que hizo Jesús, que si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo mismo podría contener los libros que se habrían de escribir Amén.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Concede, te suplicamos, Dios Todopoderoso, que nosotros, que por nuestras malas obras merecemos dignamente ser castigados, seamos misericordiosamente aliviados por el consuelo de tu gracia, por nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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