Exhortación
Confesión
Absolución
Padrenuestro
Venite
Salmos
1ª Lección
Cántico 1
2ª Lección
Cántico 2
Credo
Oraciones
Colectas
Bendición

Oración Matutina

Fecha: 28 de marzo de 2025

Viernes de la Tercera Semana de Cuaresma

Exhortación General

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares a confesar y reconocer la multitud de nuestros pecados y maldades, y a no disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre celestial, sino a confesarlas con un corazón humilde, contrito y penitente, para alcanzar el perdón de ellas por su infinita bondad y misericordia. Y aunque en todo tiempo debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es especialmente necesaria cuando nos reunimos para darle gracias por los grandes e inefables beneficios que recibimos de su generosa mano, para proclamar su alabanza, escuchar su santa Palabra y pedirle todo lo necesario, tanto para el cuerpo como para el alma. Por tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión General

Padre Todopoderoso y misericordioso, nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Hemos seguido demasiado los deseos y anhelos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos hacer, y hemos hecho lo que no debíamos y no hay salud en nosotros. Pero tú, Señor, ten misericordia de nosotros, miserables pecadores. Perdona a quienes confiesan sus faltas. Restablece a los que se arrepienten, según tus promesas declaradas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y por amor a él, concédenos, oh Padre misericordioso, que de ahora en adelante vivamos una vida piadosa, justa y sobria, para la gloria de tu santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y que ha otorgado poder y mandato a sus ministros para declarar y pronunciar al pueblo arrepentido la absolución y el perdón de sus pecados: Él perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y sinceramente creen en su evangelio. Por lo tanto, roguémosle que nos conceda un verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que ahora realizamos le sean agradables, y para que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente podamos gozar de su gloria eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Señor, date prisa en ayudarnos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;

Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Alabado sea el Señor.

El nombre del Señor sea alabado.

Venite, Exultemus Domino

Salmo 95
1 Venid, celebremos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémoslo con salmos.
3 Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo es el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová, nuestro hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Si hoy oyereis su voz,
8 no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto,
9 donde me tentaron vuestros padres, me probaron, aunque vieron mi obra.
10 Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación, y dije: Pueblo es que divaga de corazón, y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 132

1 Acuérdate, oh Jehová, de David, de toda su aflicción;
2 de cómo juró a Jehová y prometió al Fuerte de Jacob:
3 No entraré en la morada de mi casa, no subiré sobre el lecho de mi descanso,
4 no daré sueño a mis ojos ni a mis párpados adormecimiento,
5 hasta que halle lugar para Jehová, moradas para el Fuerte de Jacob.
6 He aquí, en Efrata oímos del arca, la hallamos en los campos del bosque.
7 Entremos en sus tiendas; postrémonos al estrado de sus pies.
8 Levántate, oh Jehová, para ir a tu reposo, tú y el arca de tu poder.
9 Tus sacerdotes se vistan de justicia y se regocijen tus santos.
10 Por causa de David tu siervo no vuelvas de tu ungido el rostro.
11 En verdad juró Jehová a David, no se apartará de ello: Del fruto de tu vientre pondré sobre tu trono.
12 Si tus hijos guardaren mi pacto y mi testimonio que yo les enseñaré, sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.
13 Porque Jehová ha elegido a Sion; la deseó por su habitación.
14 Este es mi reposo para siempre; aquí habitaré, porque la he deseado.
15 Bendeciré abundantemente su provisión; a sus pobres saciaré de pan.
16 Y vestiré a sus sacerdotes de salvación, y sus santos darán voces de júbilo.
17 Allí haré brotar el cuerno de David; he preparado lámpara a mi ungido.
18 A sus enemigos vestiré de confusión, pero sobre él florecerá su corona.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 133

1 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en unidad!
2 como el buen óleo sobre la cabeza, que desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende hasta el borde de sus vestiduras;
3 como el rocío del Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición y vida eterna.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 134

1 Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que estáis en la casa de Jehová por las noches.
2 Alzad vuestras manos al santuario y bendecid a Jehová.
3 Desde Sion te bendiga Jehová, el que hizo los cielos y la tierra.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 135

1 Alabad el nombre de Jehová; alabadlo, siervos de Jehová,
2 los que estáis en la casa de Jehová, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alabad a Jah, porque Jehová es bueno; cantad salmos a su nombre, porque es agradable.
4 Porque Jah ha escogido a Jacob para sí, a Israel por posesión suya.
5 Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
6 Todo lo que quiso Jehová, lo ha hecho, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
7 Él hace subir las nubes desde el confín de la tierra; él hizo los relámpagos para la lluvia; él saca los vientos de sus tesoros.
8 El que hirió a los primogénitos de Egipto, desde el hombre hasta la bestia.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, sobre Faraón y sobre todos sus siervos.
10 El que hirió a muchas naciones y mató a reyes poderosos;
11 a Sehón, rey amorreo, y a Og, rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán.
12 Y dio la tierra de ellos en heredad, en heredad a Israel, su pueblo.
13 Oh Jehová, tu nombre es eterno; tu memoria, oh Jehová, de generación en generación.
14 Porque juzgará Jehová a su pueblo y se arrepentirá acerca de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres.
16 Tienen boca y no hablan; tienen ojos y no ven;
17 tienen orejas y no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas.
18 Como ellos son los que los hacen, todos los que en ellos confían.
19 Casa de Israel, bendecid a Jehová; casa de Aarón, bendecid a Jehová;
20 casa de Leví, bendecid a Jehová; los que teméis a Jehová, bendecid a Jehová.
21 Bendito sea Jehová desde Sion, que mora en Jerusalén Aleluya.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera Lección

Rut 1

1 Y aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra Y un hombre de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer y sus dos hijos.
2 El nombre de aquel hombre era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus dos hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá Llegaron, pues, a los campos de Moab y se quedaron allí.
3 Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos;
4 los cuales tomaron para sí mujeres moabitas: el nombre de una era Orfa y el nombre de la otra Rut; y habitaron allí unos diez años.
5 Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.
6 Entonces se levantó con sus nueras y regresó de los campos de Moab, porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan.
7 Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y se pusieron en camino para volver a la tierra de Judá.
8 Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los que murieron y conmigo.
9 Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron,
10 y le dijeron: Ciertamente nosotras volveremos contigo a tu pueblo.
11 Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre que puedan ser vuestros maridos?
12 Volveos, hijas mías, marchaos, porque yo ya soy vieja para tener marido Y aunque dijera: Tengo esperanza; y esta noche estuviera con marido, y aun diera a luz hijos;
13 ¿habríais vosotras de esperarlos hasta que fueran grandes? ¿Habríais de quedaros sin casar por ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.
14 Y ellas alzaron su voz y lloraron otra vez; y Orfa besó a su suegra, pero Rut se quedó con ella.
15 Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.
16 Y Rut respondió: No me ruegues que te deje y me aparte de ti, porque dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.
17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová y así me añada, que sólo la muerte hará separación entre tú y yo.
18 Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no le dijo más.
19 Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que entrando en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y las mujeres decían: ¿No es esta Noemí?
20 Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara, porque en gran amargura me ha puesto el Todopoderoso.
21 Yo me fui llena, pero Jehová me ha hecho volver vacía ¿Por qué me llamáis Noemí, si Jehová ha dado testimonio contra mí y el Todopoderoso me ha afligido?
22 Así volvió Noemí, y con ella su nuera Rut, la moabita, quien volvió de los campos de Moab Y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.

BENEDICITE, OMNIA OPERA

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor

Bendecid al Señor, todas las obras del Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid, cielos, al Señor,

bendecid al Señor, Ángeles del Señor.

Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos:

bendiga todo poder al Señor.

Bendecid al Señor, sol y luna:

estrellas del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío:

todos los vientos, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, el fuego y el calor:

frío y calor, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, rocíos y escarchas:

hielo y frío, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, hielos y nieves:

noches y días, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, luz y tinieblas:

rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor:

alábele y ensálcele por siempre.

Bendecid al Señor, montes y collados:

todas las cosas que germinan en la tierra,

bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, mares y nos:

fuentes, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor,

ballenas y todo lo que vive en el mar:

todas las aves del cielo, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, todos los animales y ganados:

bendecid, hijos de los hombres, al Señor.

Bendice, Israel al Señor:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor:

bendecid al Señor, siervos del Señor.

Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos:

santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael:

alabadle y ensalzadle por siempre.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo:

alabémosle y ensalcémosle por siempre.

Bendito eres en el firmamento del cielo:

y loable y glorioso por siempre.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Segunda Lección

Juan 15

1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
4 Permaneced en mí, y yo en vosotros Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque sin mí nada podéis hacer.
6 Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como pámpano, y se seca; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
7 Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que quisiereis y os será hecho.
8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos.
9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado: permaneced en mi amor.
10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo permanezca en vosotros y vuestro gozo sea cumplido.
12 Este es mi mandamiento: Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que alguno ponga su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; mas os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os he hecho saber.
16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
17 Estas cosas os mando, para que os améis los unos a los otros.
18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
21 Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
22 Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa por su pecado.
23 El que me aborrece, también a mi Padre aborrece.
24 Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora las han visto, y me aborrecen tanto a mí como a mi Padre.
25 Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.
26 Mas cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio de mí.
27 Y vosotros también daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio.

BENEDICTUS

San Lucas 1:68-79
68
Bendito el Señor, Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo,
69
y nos levantó un cuerno de salvación en la casa de David, su siervo
70
(como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio),
71
salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecieron;
72
para hacer misericordia con nuestros padres y acordarse de su santo pacto;
73
del juramento que juró a Abraham, nuestro padre, que nos había de dar,
74
que sin temor, librados de la mano de nuestros enemigos, lo serviríamos
75
en santidad y en justicia delante de él, todos los días de nuestra vida.
76
Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la faz del Señor para preparar sus caminos,
77
para dar conocimiento de salvación a su pueblo, por la remisión de sus pecados,
78
por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto la aurora,
79
para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por el Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió al cielo; está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

Salutación y Kyrie

El Señor esté con ustedes.

Y con tu espíritu.

Oremos.


Señor, ten misericordia de nosotros.

Cristo, ten misericordia de nosotros.

Señor, ten misericordia de nosotros.

Padrenuestro y Súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.

Y concédenos tu salvación.

Señor, salva a los gobernantes.

Y escúchanos clementemente cuando te invocamos.

Llena a tus ministros de virtudes.

Y da alegría a tu pueblo elegido.

Señor Dios, defiende a tu pueblo.

Y bendice tu heredad.

Danos paz en nuestros días, oh Señor.

Porque no hay otro que luche por nosotros, sino tú, oh Dios.

Oh Dios, purifica nuestros corazones.

Y no apartes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del Día

Te suplicamos, Dios Todopoderoso, que mires los deseos sinceros de tus humildes siervos, y extiendas la diestra de tu Majestad para ser nuestra defensa contra todos nuestros enemigos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Segunda colecta por la paz

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, de cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna, y cuyo servicio es plena libertad; defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos, para que confiando plenamente en tu protección, no tengamos motivo de temer el poder de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Tercera colecta por la gracia

Señor, nuestro Padre celestial, eterno y Todopoderoso, que nos has llevado con seguridad al comienzo de este día: guárdanos en él con tu gran poder, y concede que hoy no caigamos en ningún pecado ni enfrentemos peligro alguno; antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por tu guía, para que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración por las Autoridades Civiles

Dios Todopoderoso, cuyo reino es eterno y cuyo poder es infinito: ten misericordia de toda esta tierra, y gobierna de tal manera los corazones de todos los que tienen autoridad [especialmente — ], para que, reconociendo de quién son ministros, busquen sobre todas las cosas tu honor y gloria; y para que nosotros, junto con todo el pueblo, considerando debidamente de quién proviene la autoridad que ellos ejercen, los honremos fiel y obedientemente, conforme a tu bendita palabra y ordenanza. Por Jesucristo nuestro Señor, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración por el Clero y la Congregación

Dios Todopoderoso y eterno, que eres el único que hace grandes maravillas; envía sobre nuestros obispos y pastores, y sobre todas las congregaciones a su cargo, el saludable Espíritu de tu gracia; y para que realmente te agraden, derrama sobre ellos el rocío continuo de tu bendición. Concede esto, oh Señor, por el honor de nuestro abogado y mediador, Jesucristo. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios Todopoderoso, que nos has dado gracia para que en este momento te presentemos nuestras súplicas en común; y has prometido que cuando dos o tres estén congregados en tu nombre, les concederás sus peticiones: cumple ahora, oh Señor, los deseos y peticiones de tus siervos, según les convenga más, concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

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