21 de septiembre

Oración matutina

Día del apóstol San Mateo

Exhortación

Muy amados hermanos, las Sagradas Escrituras nos exhortan en muchos lugares que debemos confesar y reconocer la multitud de nuestras iniquidades y ofensas. No debemos, de ninguna manera, disimularlas ni ocultarlas ante nuestro Dios y Padre Celestial, sino confesarlas con un corazón contrito y humillado para obtener el perdón de ellas gracias a su bondad e infinita misericordia. Aunque en todo momento debemos hacer una humilde confesión de nuestras culpas ante su divina presencia, esta obligación es precisa cuando nos reunimos para darle las debidas gracias por los grandes y magnánimos beneficios que recibimos diariamente de su generosa mano, para declarar su alabanza, escuchar su divina Palabra y pedirle todo lo necesario para nuestros cuerpos y almas. Por lo tanto, les ruego a todos los que están aquí presentes que, con un corazón verdaderamente humillado, me acompañen diciendo:

Confesión general

Padre Todopoderoso y Misericordioso, nosotros nos hemos alejado de tus caminos y como ovejas perdidas hemos vagado fuera de tus senderos. Hemos seguido desordenadamente los planes y deseos de nuestro propio corazón. Hemos quebrantado tus santos mandamientos. No hemos hecho lo que debíamos; al contrario, hemos llevado a cabo lo que no debíamos hacer; y en nosotros no hay salud. Pero tú, Señor, ten piedad de nosotros, miserables pecadores. Perdona, oh Dios, a aquellos que confiesan sus faltas. Restaura a los que se arrepienten, de acuerdo con tus promesas reveladas a la humanidad en Jesucristo, nuestro Señor. Y por su amor, concédenos, oh Padre Misericordioso, que de ahora en adelante vivamos de manera sobria, justa y piadosa, para la gloria de tu Santo Nombre. Amén.

Absolución

El Dios Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, ha otorgado poder y mandado a sus ministros para declarar y pronunciar a su pueblo arrepentido la absolución y perdón de sus pecados. Él es quien perdona y absuelve a todos los que verdaderamente se arrepienten y creen sinceramente en su Evangelio. Por lo tanto, supliquemos que nos conceda verdadero arrepentimiento y su Santo Espíritu, para que las obras que realizamos actualmente sean de su agrado, y que nuestra vida de aquí en adelante sea pura y santa, de modo que finalmente en la vida venidera gocemos de la gloria eterna; por Jesucristo, nuestro Señor.

Padrenuestro y súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Señor, abre nuestros labios.
  Y nuestra boca proclamará tu alabanza.
Señor, apresúrate a socorrernos.
  Señor, acude rápido en nuestra ayuda.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
  Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Alabemos al Señor.
  El nombre del Señor sea alabado.

VENITE, EXULTEMUS DOMINO

Salmo 95

1 Venid, aclamemos alegremente a Jehová;Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.2 Lleguemos ante su presencia con alabanza;Aclamémosle con cánticos.3 Porque Jehová es Dios grande,Y Rey grande sobre todos los dioses.4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra,Y las alturas de los montes son suyas.5 Suyo también el mar, pues él lo hizo;Y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos;Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.7 Porque él es nuestro Dios;Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.
Si oyereis hoy su voz,8 No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,Como en el día de Masah en el desierto,9 Donde me tentaron vuestros padres,Me probaron, y vieron mis obras.10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación,Y dije: Pueblo es que divaga de corazón,Y no han conocido mis caminos.11 Por tanto, juré en mi furorQue no entrarían en mi reposo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 105

Alabad a Jehová, invocad su nombre;

Dad a conocer sus obras en los pueblos.

Cantadle, cantadle salmos;

Hablad de todas sus maravillas.

Gloriaos en su santo nombre;

Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.

Buscad a Jehová y su poder;

Buscad siempre su rostro.

Acordaos de las maravillas que él ha hecho,

De sus prodigios y de los juicios de su boca,

Oh vosotros, descendencia de Abraham su siervo,

Hijos de Jacob, sus escogidos.

Él es Jehová nuestro Dios;

En toda la tierra están sus juicios.

Se acordó para siempre de su pacto;

De la palabra que mandó para mil generaciones,

La cual concertó con Abraham,

Y de su juramento a Isaac.

10 La estableció a Jacob por decreto,

A Israel por pacto sempiterno,

11 Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán

Como porción de vuestra heredad.

12 Cuando ellos eran pocos en número,

Y forasteros en ella,

13 Y andaban de nación en nación,

De un reino a otro pueblo,

14 No consintió que nadie los agraviase,

Y por causa de ellos castigó a los reyes.

15 No toquéis, dijo, a mis ungidos,

Ni hagáis mal a mis profetas.

16 Trajo hambre sobre la tierra,

Y quebrantó todo sustento de pan.

17 Envió un varón delante de ellos;

A José, que fue vendido por siervo.

18 Afligieron sus pies con grillos;

En cárcel fue puesta su persona.

19 Hasta la hora que se cumplió su palabra,

El dicho de Jehová le probó.

20 Envió el rey, y le soltó;

El señor de los pueblos, y le dejó ir libre.

21 Lo puso por señor de su casa,

Y por gobernador de todas sus posesiones,

22 Para que reprimiera a sus grandes como él quisiese,

Y a sus ancianos enseñara sabiduría.

23 Después entró Israel en Egipto,

Y Jacob moró en la tierra de Cam.

24 Y multiplicó su pueblo en gran manera,

Y lo hizo más fuerte que sus enemigos.

25 Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo,

Para que contra sus siervos pensasen mal.

26 Envió a su siervo Moisés,

Y a Aarón, al cual escogió.

27 Puso en ellos las palabras de sus señales,

Y sus prodigios en la tierra de Cam.

28 Envió tinieblas que lo oscurecieron todo;

No fueron rebeldes a su palabra.

29 Volvió sus aguas en sangre,

Y mató sus peces.

30 Su tierra produjo ranas

Hasta en las cámaras de sus reyes.

31 Habló, y vinieron enjambres de moscas,

Y piojos en todos sus términos.

32 Les dio granizo por lluvia,

Y llamas de fuego en su tierra.

33 Destrozó sus viñas y sus higueras,

Y quebró los árboles de su territorio.

34 Habló, y vinieron langostas,

Y pulgón sin número;

35 Y comieron toda la hierba de su país,

Y devoraron el fruto de su tierra.

36 Hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra,

Las primicias de toda su fuerza.

37 Los sacó con plata y oro;

Y no hubo en sus tribus enfermo.

38 Egipto se alegró de que salieran,

Porque su terror había caído sobre ellos.

39 Extendió una nube por cubierta,

Y fuego para alumbrar la noche.

40 Pidieron, e hizo venir codornices;

Y los sació de pan del cielo.

41 Abrió la peña, y fluyeron aguas;

Corrieron por los sequedales como un río.

42 Porque se acordó de su santa palabra

Dada a Abraham su siervo.

43 Sacó a su pueblo con gozo;

Con júbilo a sus escogidos.

44 Les dio las tierras de las naciones,

Y las labores de los pueblos heredaron;

45 Para que guardasen sus estatutos,

Y cumpliesen sus leyes.

Aleluya.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primera lección

Eclesiástico, 35

Cumplir la ley vale tanto como hacer muchas ofrendas;
obedecer los mandamientos es como ofrecer sacrificios de reconciliación.
Ser agradecido es como ofrecer la mejor harina a Dios,
y dar limosna es como hacer sacrificios de alabanza.
Lo que agrada al Señor es que te apartes del mal;
si te apartas de la injusticia, obtendrás el perdón de tus pecados.
No te presentes al Señor con las manos vacías,
pues todo esto debe hacerse porque es un mandamiento.
Cuando un hombre honrado ofrece grasa sobre el altar,
el buen olor llega hasta el Altísimo.
Cuando un hombre honrado ofrece un sacrificio,
Dios lo acepta y no lo olvidará.
Honra al Señor con generosidad;
no seas tacaño cuando ofrezcas los primeros frutos.
Siempre que ofrezcas algo, pon buena cara
y da los diezmos con alegría.
Da al Altísimo como él te ha dado a ti,
con generosidad, de acuerdo con tus capacidades,
10 porque Dios sabe premiar
y te pagará siete veces más.
11 No pretendas sobornarlo con regalos, porque no los acepta,
ni confíes en ofrendas de cosas mal habidas,
12 porque él es un Dios justo
y trata a todos por igual.
13 No favorece a nadie con perjuicio del pobre,
y escucha las súplicas del afligido.
14 Él oye las quejas del huérfano
y los muchos gemidos de la viuda.
15 ¡Cómo ruedan las lágrimas por las mejillas de la viuda
y gime por sus hijos sin hogar!
16 Sus amargas quejas alcanzan el favor de Dios,
y sus súplicas llegan hasta el cielo.
17 El clamor del pobre traspasa las nubes
y no descansa hasta llegar a Dios;
18 no desiste hasta que Dios lo atiende
y, como juez justo, le hace justicia.

19 Y Dios no se demora;
como guerrero valiente, no se detiene
20 hasta hacer pedazos al hombre cruel
y dar su castigo a los paganos;
21 hasta dejar sin fuerzas a los arrogantes
y hacer pedazos el poder de los malvados;
22 hasta pagar a cada cual como merecen sus acciones
y dar a los hombres de acuerdo con lo que han tramado;
23 hasta defender la causa de su pueblo
y alegrarlo con su salvación.
24 La misericordia de Dios en tiempo de aflicción
llega como nubes de lluvia en tiempo de sequía.

TE DEUM LAUDAMUS

Te alabamos, oh Dios
A ti, como Dios, te alabamos, a ti, Señor, te reconocemos;
a ti, eterno Padre, te venera toda la tierra.
Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran;
los querubines y serafines te cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
La brillante muchedumbre de los mártires.

A ti te glorifica la santa Iglesia por todo el orbe;
A ti, Padre de majestad inmensa,
a tu adorable, verdadero y único Hijo,
también al Espíritu Santo, Consolador.
Tú eres el Rey de la gloria oh Cristo,
Tú eres el Hijo único del Padre:
Tú, al hacerte hombre para salvarnos.
No desdeñaste el seno de la Virgen.
Tú, quebrantando el aguijón de la muerte.
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú estás sentado a la derecha del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.

Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
comprados por el precio de tu propia sangre,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna nos contemos entre tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad;
Dirígelo y protégelo ahora y siempre.
Día a día te bendecimos;
alabamos tu nombre para siempre.

Guárdanos hoy, Señor, de todo pecado;
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad.
Señor, muéstranos tu amor y misericordia,
porque en ti hemos depositado nuestra confianza.
En ti, Señor, ponemos nuestra esperanza;
Que no seamos jamás avergonzados.

Segunda lección

Mateo, 22

Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. 12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. 16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. 17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? 18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. 20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? 21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. 22 Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.

23 Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, 24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano. 25 Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano. 26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. 27 Y después de todos murió también la mujer. 28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?

29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. 30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. 31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: 32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. 33 Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina.

34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. 35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: 36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, 42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. 43 Él les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:

44 Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi derecha,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? 46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.

BENEDICTUS

Bendito el Señor Dios de Israel,

Que ha visitado y redimido a su pueblo,

Y nos levantó un poderoso Salvador

En la casa de David su siervo,

Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio;

Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron;

Para hacer misericordia con nuestros padres,

Y acordarse de su santo pacto;

Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre,

Que nos había de conceder

Que, librados de nuestros enemigos,

Sin temor le serviríamos

En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días.

Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado;

Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos;

Para dar conocimiento de salvación a su pueblo,

Para perdón de sus pecados,

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

Con que nos visitó desde lo alto la aurora,

Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte;

Para encaminar nuestros pies por camino de paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de Atanasio

Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre.

Ahora bien, la fe católica es que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad; sin confundir las personas ni separar las sustancias. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad. Cual el Padre, tal el Hijo, tal (también) el Espíritu Santo; increado el Padre, increado el Hijo, increado (también) el Espíritu Santo; inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso (también) el Espíritu Santo; eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno (también) el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno, como no son tres increados ni tres inmensos, sino un solo increado y un solo inmenso. Igualmente, omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente. Así Dios es el Padre, Dios es el Hijo, Dios es (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres señores, sino un solo Señor; porque así como por la cristiana verdad somos compelidos a confesar como Dios y Señor a cada persona en particular; así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y señores. El Padre, por nadie fue hecho no creado ni engendrado. El Hijo fue solo por el Padre, no hecho ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo, del Padre y del Hijo, no fue hecho ni creado ni engendrado, sino que procede.

Hay, consiguientemente, un solo Padre, no tres padres; un solo Hijo, no tres Hijos; un solo Espíritu Santo, no tres espíritus santos; y en esta Trinidad, nada es antes ni después, nada mayor o menor, sino que las tres personas son entre sí coeternas y coiguales, de suerte que, como antes se ha dicho, en todo hay que venerar lo mismo la unidad en la Trinidad que la Trinidad en la unidad. El que quiera, pues, salvarse, así ha de sentir de la Trinidad.

Pero es necesario para la eterna salvación creer también fielmente en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios engendrado de la sustancia del Padre antes de los siglos, y es hombre nacido de la madre en el siglo 1, perfecto Dios, perfecto hombre, subsistente de alma racional y de carne humana, igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad. Más aun cuando sea Dios y hombre, no son dos, sino un solo Cristo, y uno solo no por la conversión de la divinidad en la carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios; uno absolutamente, no por confusión de la sustancia, sino por la unidad de la persona. Porque a la manera que el alma racional y la carne es un solo hombre; así Dios y el hombre son un solo Cristo. El cual padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la diestra de Dios Padre omnipotente, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y a su venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos y dar cuenta de sus propios actos, y los que obraron bien, irán a la vida eterna; los que mal, al fuego eterno. Ésta es la fe católica y el que no la creyere fiel y firmemente, no podrá salvarse.

Salutación

El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Oremos.

Kyrie

Señor, ten piedad de nosotros.
       Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.

Padrenuestro y súplicas

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, más líbranos del mal. Amén.

Señor, muéstranos tu misericordia.
  Y concédenos tu salvación.
Llena a tus Ministros de virtudes.
  Y da alegría a tu pueblo escogido.
Señor Dios, defiende a tu Pueblo.
  Y bendice a tu heredad.
Danos paz en nuestros días, oh Señor.
  Porque no hay otro que pelee por nosotros sino tú, oh Dios.
Oh Dios, purifica nuestros corazones.
  Y no alejes de nosotros tu Santo Espíritu.

Colecta del día

Oh Dios Todopoderoso, que por boca de tu bendito Hijo llamaste a San Mateo para que, de publicano, se convirtiese en Apóstol y Evangelista; danos gracia para renunciar a toda avaricia y deseo desordenado de riquezas, y para seguir al mismo Jesucristo tu Hijo, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Colecta por la paz

Oh Dios, autor de la Paz y amante de la Armonía, en cuyo conocimiento depende nuestra vida eterna y cuyo servicio es plena libertad, defiende a estos tus humildes siervos en todos los ataques de nuestros enemigos. Para que, confiando enteramente en tu protección y amparo, no tengamos ocasión de temer la fuerza de ningún adversario, por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Colecta por la gracia

Señor nuestro, Padre Celestial, Eterno y Todopoderoso, que nos has hecho llegar al principio de este día, guárdanos en él con tu gran poder y haz que no caigamos en ningún pecado ni incurramos en ningún peligro. Antes bien, que todas nuestras acciones sean dirigidas por ti, de modo que siempre hagamos lo que es justo y agradable a tus ojos, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Oh Dios omnipotente, que nos has dado gracia para que en esta ocasión te dirijamos nuestras súplicas de manera unánime; y has prometido que cuando dos o tres se congreguen en tu nombre, les concederás sus peticiones: Cumple ahora, oh, Señor, los deseos y ruegos de tus siervos, como más les convenga; concediéndonos en este mundo el conocimiento de tu verdad, y en el venidero la vida eterna. Amén.

2 Corintios 13:14

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

A menos que se exprese lo contrario, la versión de la Biblia usada es la Reina-Valera 1960 ®.